25.10.04

HISTORIA DEL CÓMIC DE SUPERHÉROES (I): LA GOLDEN AGE Y LOS AÑOS CINCUENTA


LA GOLDEN AGE

Cuando hablamos de la Golden Age, o Edad de Oro, del cómic de superhéroes, nos referimos al período comprendido entre 1938 y 1945; fue durante estos años cuando surgió el género, y también cuando hicieron su primera aparición personajes que aún hoy en día siguen presentes en quioscos y librerías, si bien su planteamiento ha cambiado mucho y, en algunos casos, sus encarnaciones difieren de las originales. Y es que La Edad de Oro fue un período de gran creatividad, pero no se puede comparar a la explosión de los años sesenta, que sentaría la auténtica base de los personajes actuales.

Superman, el principio de todo

En junio de 1938, National Periodical Publications, la actual DC Comics, editó Action Comics nº1, donde Jerry Siegel y Joe Shuster narraban la primera aparición de Superman. Fue con este mítico cómic que comenzaron la edad de oro y los cómics de superhéroes, debido a la instantánea aceptación del personaje por parte del público. Un año después, la editorial concedió al personaje su propia serie, titulada Superman. Actualmente, el Hombre de Acero es todo un icono que ha generado multitud de merchandising y adaptaciones mediáticas en forma de series de televisión de animación o imagen real (como la mítica serie en blanco y negro de los cincuenta, Las aventuras de Lois y Clark o la muy reciente Smallville, aún en pantalla), y también de filmes como Superman (Richard Donner, 1978).

Aunque pueda resultar una redundancia contarlo, el personaje conocido como Superman es Kal-El, un alienígena que procede del destruido planeta Kripton. Sus padres, Jor-El y Lara, lo enviaron a la Tierra en una cápsula de animación suspendida justo antes de que su mundo natal explotara. Ya en la Tierra, el joven fue encontrado y adoptado por John y Martha Kent. Clark Kent se crió en Smallville, un pueblo de Texas y se mudó a Metrópolis tras licenciarse en periodismo para trabajar en el Daily Planet, donde conoció a su eterno amor, la intrépida Lois Lane. Cuando se quitaba las gafas, Kent se convertía en Superman, y se enfrentaba a amenazas diversas entre las que destacaba su archienemigo Lex Luthor. Como superhéroe, Clark era más rápido que una bala, podía doblar barras de acero con las manos desnudas y saltar por encima de los rascacielos. Como curiosidad, diremos que, al principio, Superman no podía volar, y que el popular periódico donde trabajaba se llamaba Daily Star en vez de Daily Planet.

Batman, el segundo en llegar

La primera aparición de Batman tuvo lugar en 1939, en Detective Comics nº27. Creado por Bob Kane, no parecía haber sido concebido como superhéroe; de hecho, ni siquiera contaba con poderes sobrehumanos y su uniforme tenía, y tiene, de todo menos colorines, pues ya era en sus inicios un personaje oscuro y con pocos escrúpulos. Armado sólo con su infalible instinto, su inteligencia y sus gadgets imposibles, el superhéroe-detective se ganó, igual que Superman, el favor de los lectores y contó desde el año siguiente con su propia colección, Batman. También como el Hombre de Acero, Batman se convirtió en una estrella mediática e incluso superó la popularidad del kriptoniano en la época de la batmanía gracias al estreno de los filmes Batman y Batman vuelve (Tim Burton, 1989 y 1992, respectivamente).

Batman, cuya identidad secreta es el millonario Bruce Wayne, se quedó huérfano de niño tras ser asesinados sus padres ante sus ojos por un atracador. El pequeño juró dedicar su vida y su fortuna a combatir el crimen. Una bandada de murciélagos le sugirió el disfraz perfecto para provocar el pavor de los criminales de su ciudad, Gotham City.

Los héroes de Timely y la Sociedad de la Justicia

la popularidad alcanzada por Batman y Superman, no fue de extrañar que aparecieran nuevos superhéroes Con rápidamente. Todavía en 1939, Timely Comics dio la réplica a la National y, en Marvel Comics nº1, debutó el inefable Namor, el Hombre Submarino, al que seguirían otros como la Antorcha Humana o Ka-Zar.

Namor, creado por Bill Everett, debutó originalmente en una historia corta en blanco y negro que aparecía en una revista que los cines de Los Ángeles distribuían gratuitamente. Posteriormente, fue recuperada en el citado Marvel Comics nº1. El Hombre Submarino era el rey de la ciudad hundida de Atlantis, hijo del anterior monarca y una humana. Amenazado su reino por los nazis, Namor se metía de lleno en la Segunda Guerra Mundial, igual que el resto de personajes creados por la Timely. En la misma línea antigermana creó Carl Burgos a su Antorcha Humana original, un androide capaz de prenderse fuego.

Ya en 1940, National inundó el mercado de personajes. De las páginas de All American Comics nacieron Green Lantern y Atom; de Flash Comics, Flash y Hawkman; de Adventure Comics, Sandman y Hourman; de More Fun Comics, el Espectro y el Doctor Fate. Todos ellos despertaron el interés los lectores y, a finales del mismo año, nacería en All-Star Comics nº 3 la Sociedad de la Justicia de América (SJA), el primer grupo de superhéroes de la historia del cómic, en el que englobaron a los ocho recién llegados y a muchos que faltaban por venir. El responsable de la formación fue el editor Gardner Fox, que había creado a casi todos los miembros.

Green Lantern, alias superheroico de Alan Scott, era un humano ordinario hasta que encontró un anillo mágico en el Tíbet que le permitía volar y hacerse intangible entre otros prodigios, siempre rodeado de su aureola verde. Atom era el antiguo boxeador Al Pratt, quien, a pesar de su escaso metro y medio de estatura, contaba con una fuerza prodigiosa. Flash era un joven llamado Jay Garrick que, tras inhalar el humo de un experimento llamado “agua dura”, obtuvo el don de la supervelocidad. Hawkman era un arqueólogo llamado Carter Hall que descubrió que era la reencarnación de un dios egipcio y utilizaba alas revestidas con un metal de su creación para volar y luchar contra el crimen. Hourman era en realidad el científico Rex Tyler, que tomaba una píldora llamada miraclo para obtener superpoderes durante toda una hora. Wesley Dodds, o Sandman, tenía cierto control sobre el destino. Por su parte, el Espectro era una identidad casi omnipotente asociada con el policía Jim Corrigan. Por último, el Doctor Fate era un sabio brujo egipcio que ocupaba el cuerpo de Kent Nelson a través de sus amuletos rituales (casco, medallón y capa).

La SJA marcó un precedente no sólo por ser el primer grupo de héroes, sino por introducir el factor de la variabilidad de sus miembros. Sin llegar a límites menos radicales que formaciones posteriores como Los Vengadores, por sus filas pasaron más personajes que los fundadores, entre ellos Johnny Thunder, Wildcat o Hawkwoman, por no hablar de personajes borrados por la continuidad actual de DC, como las encarnaciones originales de Green Arrow, Aquaman y, por supuesto, Wonder Woman.

Wonder Woman, la primera mujer

Entre tanto hombre con superpoderes o habilidades extraordinarias, a William Moulton Marston se le ocurrió en 1941 que faltaba una mujer. Así nació Wonder Woman, la superheroína por excelencia, en All-Star Comics nº8; a pesar del carácter marcadamente feminista del personaje, su papel inicial en un mundo de hombres fue el de secretaria de la SJA. La heroína apareció el año siguiente en Sensation Comics nº1, ya con portada dedicada a ella, y no tardó más que pocos meses en conseguir su propia serie, Wonder Woman, que se siguió publicando hasta mediados de los ochenta.

Wonder Woman era Diana, la hija de Hipólita, la reina de las amazonas. Dotada de poderes extraordinarios, sólo equiparables a los de Superman, la joven abandonaba su tierra natal, la Isla Paraíso, para llevar la justicia al mundo del hombre a bordo de su impagable avión invisible.

El Capitán América

En el mismo 1941, Joe Simon y Jack Kirby crearon a uno de los iconos de la cultura estadounidense, el Capitán América que, curiosamente, fue el primero en nacer con su propia serie. Como se habrá podido observar, a los superhéroes se les creaba en revistas de cómics y, sólo si captaban la atención del público, gozaban de colección propia al cabo del tiempo.


Uno de los iconos del patriotismo yanqui más descarados, el Capitán América nunca ha gozado del éxito comercial de otros personajes míticos como Batman o Superman, pero es un símbolo reconocido en todas partes. Steve Rogers era un soldado americano que, tras ingerir un suero milagroso, explotaba al máximo sus habilidades humanas, que no sobrehumanas (no ha tenido superpoderes más que en una corta etapa posterior) y combatía a los nazis con su inseparable Bucky y su escudo irrompible.

La creación de conceptos

Fue también en la Golden Age que se creó el concepto de sidekick, es decir, el ayudante juvenil del superhéroe. Este concepto se explotó ampliamente en los sesenta, pero fue en 1940 cuando se introdujo con el primero de todos ellos, Robin, el compañero de Batman, en Detective Comics nº38. Con esto se relaciona la idea de las superfamilias, que, aunque no se puso de moda hasta más de veinte años más tarde, nació alrededor del Capitán Marvel. Éste apareció en 1940 en Whiz Comics nº2, una publicación de la desaparecida Fawcett Comics, y es el personaje que actualmente se conoce como Shazam en el Universo DC. Al Capitán se le añadieron rápidamente dos personajes de sus mismas características, Mary Marvel y Capitán Marvel Junior, además de otros que aparecerían después (el tío, animales varios...).

Los anteriores conceptos tuvieron repercusión en los sesenta, y en menor medida aún se emplean en la actualidad, sobre todo en las publicaciones de DC. Sin embargo, se ha mantenido dos tópicos inherentes al género. La primera es la afición de National, después DC, de ubicar a sus personajes en ciudades imaginarias como Gotham City, Metrópolis, Star City, Central City, etc; la segunda, el hecho de que los superhéroes tengan que ir siempre disfrazados para preservar a toda costa su identidad secreta, por muy evidente que sea (como las gafas de Clark Kent y Diana Prince).

El fin de una época

Como vemos, estos primeros superhéroes aparecieron poco antes de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial. Casi todos ellos luchaban contra los nazis antes del ataque a Pearl Harbor (la SJA llegó incluso a impedir que Hitler invadiera Gran Bretaña), y tomaron un papel activo en el conflicto una vez su país entró en liza. Terminada la guerra, los héroes continuaron luchando contra amenazas como el comunismo, pero ya no tenían el atractivo patriótico del que habían disfrutado. Si a ello sumamos la campaña anti-cómics que tuvo lugar, no es de extrañar que la edad de oro llegara a su fin.

LOS AÑOS CINCUENTA

Con el fin de la Edad de Oro, la mayoría de los superhéroes desaparecieron paulatinamente de los quioscos. Sin embargo, algunos personajes de DC Comics, como Wonder Woman, Batman y, sobre todo, Superman, se siguieron publicando aunque dirigidos a temáticas de moda como la ciencia-ficción o los detectives. El Hombre de Acero gozó incluso de serie televisiva propia y tenía una gran repercusión en los medios de comunicación. Sin embargo, las críticas no siempre eran buenas, ya que mucha gente consideraba los cómics como algo perjudicial para los saludables jóvenes norteamericanos.

La creación del Comics Code Authority

En 1948, un psicólogo llamado Fredric Wertham (Nuremberg, 1895) publicó el artículo “Horror in the Nursery” (“Terror en la guardería”). En él relataba los efectos nocivos que los cómics tenían en los niños. No obstante, esto sólo fue la punta del iceberg. Siguió explotando el tema en una conferencia titulada “Psychopatology of comic-books”, que causó un gran revuelo y desembocó en la creación de la ACMP (Association of Comic Magazine Publishers o “Asociación de Editores de Revistas de Cómic”), un comité creado por las editoriales que revisaba los cómics antes de que salieran a la venta.

Varios años después, Wertham descargó toda su ira contra los cómics en 1954, en esa perla que es Seduction of the Innocent, un libro en que afirmaba que los tebeos eran los culpables de la violencia juvenil, además de otras lindezas. Atacaba a personajes concretos del mundo editorial como Wonder Woman, que tergiversaba el debido papel de la mujer en la sociedad o Superman, que, como podía volar, violaba las leyes de la física y manipulaba la educación de los jóvenes. Sin embargo, lo mejor fue la apología de la homosexualidad que, para él, suponían las historias de Batman y Robin, sobre todo este último, que siempre iba con pantalones muy cortitos y abría mucho las piernas. Alucinante.

Escandalizada con el libro, la sociedad comenzó una caza de brujas contra los cómics. El mismo senado de Estados Unidos abrió una comisión de investigación en la que testificaron Wertham y otros psicólogos especializados en delincuencia juvenil, además de representantes de las editoriales y de las redes de distribución de cómics. La conclusión de la comisión fue que las editoriales necesitaban autocensurarse. Para ello, se creo la CMAA (Comic Magazine Association of America), que a su vez estableció el 26 de octubre de 1954 el famoso CCA (Comics Code Authority), cuyo sello tendrían que llevar todos los cómics que pretendieran venderse. En él se estipulaba lo que era correcto y no en un cómic; por ejemplo, el bien siempre debía triunfar sobre el mal, el crimen no podía ser recompensado y demás disposiciones sobre sangre y sexo. Con las décadas, el CCA se ha ido relajando hasta el punto de que sólo es obligatorio para que un cómic pudiera considerarse apto para todos los públicos. De lo contrario, se debe especificar la calificación por edades

El género en los años cincuenta

Los cincuenta fueron una época oscura para el género superheroico. Los cómics de moda eran los de ciencia-ficción, los de vaqueros, los de monstruos, incluso los románticos. Los héroes de National, como ya hemos dicho arriba, sobrevivían luchando contra las amenazas propias de la época: comunistas, potencias asiáticas y marcianos varios. Batman, por su parte, se decantó por su faceta más detectivesca, sin hacer ascos a historias con alienígenas.

En plena época de crisis, la editorial Atlas, anteriormente conocida como Timely, resucitó a sus héroes más conocidos en el número 24 de Young Men (1953). Así, volvieron a la palestra Namor, el Capitán América y la Antorcha Humana (estos últimos con sus respectivos ayudantes, Bucky y Toro). Sin embargo, no lograron sobrevivir mucho tiempo en el mercado. Habría que esperar unos añitos a que la National se pusiera las pilas.

(ILUSTRACIÓN: Portada de Joe Shuster para Action Comics nº 1, el primer cómic de superhéroes.)

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