28.10.04

HISTORIA DEL CÓMIC DE SUPERHÉROES (III): LOS AÑOS SETENTA



Con la marcha de Jack Kirby de Marvel y el fin de la Edad de Plata, los cómics de superhéroes entraron en una época de cambios hacia temáticas más adultas en la que las historias más complejas que en épocas anteriores; de hecho, el avance hacia la madurez, con historias sobre consumo de drogas o la muerte de protagonistas, supuso un progresivo relajamiento del Comics Code Authority que regía todas las publicaciones de Marvel y DC, que se impusieron como las dos grandes editorial de cómics de Estados Unidos a pesar de algunas publicaciones independientes importantes. A esta época, que abarca hasta 1979, se la conoce como la Edad de Bronce o la Post-Edad de Plata.

El cuarto mundo de Jack Kirby

DC Comics había prometido libertad creativa a Jack Kirby en el proyecto que tenía entre manos realizar para la editorial. De hecho, además de dibujar también escribió sus propias historias en tres colecciones distintas que se agrupaban en el título global “Cuarto Mundo”; eran The New Gods, Mr. Miracle y Forever People. Todas ellas narraban una guerra entre el Bien y el Mal encarnada, respectivamente, en los planetas Nuevo Génesis y Apokolips. Los protagonistas del conflcto eran seres poderosos como dioses, y libraban una eterna batalla de difícil resolución.

Las historias del Cuarto Mundo se mantuvieron al margen del Universo DC con la excepción de algunas apariciones de Superman, en cuyas series también estaba implicado Kirby. La línea Cuarto Mundo se canceló por falta de ventas y la historia quedó inconclusa. Kirby regresó a Marvel para encargarse de una serie de temática similar, Los Eternos, antes de abandonar el cómic por la animación. Los personajes del Cuarto Mundo fueron incorporados a la continuidad del Universo DC y algunos de ellos, sobre todo Darkseid, el malvado soberano de Apokolips, han tenido mucho peso en futuras historias como Legends o la Saga de la Gran Oscuridad.

Conan El Bárbaro

En 1969, el editor jefe de Marvel Comics recibió una propuesta de Stan Lee y John Buscema, director editorial y director editorial asociado respectivamente, para realizar una serie basada en el personaje literario Conan El Bárbaro, creado por el novelista Robert E. Howard en 1932. Tras comprar los derechos del personaje, en 1970 apareció el primer número de Conan the Barbarian con guión de Roy Thomas y dibujos del entonces desconocido Barry Windsor-Smith, que más tarde sería sustituido por el propio Buscema.

Las historias pseudomedievales en el mundo fantástico de Cimmeria fueron un nuevo éxito de Marvel, el primero desde 1961 que no tenía que ver con los superhéroes. El éxito de la serie principal propició la aparición de otras e inspiró la película basada en el personaje que Arnold Schwarzenegger protagonizaría en 1982. Conan fue un éxito en los setenta y principios de los ochenta, aunque su popularidad ha caído progresivamente hasta su total desaparición de los lanzamientos de Marvel.

El CCA se relaja

En 1970, un nuevo equipo creativo se hizo cargo de la colección Green Lantern; se trataba del guionista Denny O’Neil y el dibujante Neal Adams. A partir del número 76, la serie se llamaría Green Lantern / Green Arrow, pues ambos personajes la protagonizarían durante bastante tiempo. Lejos de las aventuras cósmicas propias de la serie, O’Neil y Adams montaron a los dos héroes en una camioneta y les hicieron recorrer Estados Unidos, donde presenciaron toda clase de problemas sociales; entre ellos, estaba la drogadicción de Speedy, el compañero de Green Arrow. La historia apareció sin el sello del CCA (Comics Code Authority). Pero no fue la única en hacerlo.

El tema de la drogadicción también se abordó en los números 96 a 98 de The Amazing Spider-Man, que de nuevo aparecieron sin el CCA. No obstante, la opinión pública sobre el contenido de los cómics había cambiado mucho desde los años cincuenta, y, lejos de ser rechazados, ambos casos fueron acogidos muy positivamente por los lectores.

Tras la publicación de estas historias, el CCA se relajó considerablemente y permitió la aparición de cómics de terror como Swamp Thing (DC) o Son of Satan y Ghost Rider (Marvel), aunque eran historias con un claro componente superheroico. Hubo que esperar un poco más para recuperar el género de terror puro en el cómic, con clásicos como Tomb of Dracula de Marv Wolfman. Años después, algunos personajes de terror como el propioDrácula se incorporarían plenamente al Universo Marvel e incluso se enfrentarían a la Patrulla-X, entre otros.

En 1973, Gerry Conway y Gil Kane idearon una de las historias más clásicas de la época: la muerte de Gwen Stacy en Amazing Spider-Man nº121. Por primera vez, un personaje secundario aunque querido por el público y de gran importancia en la serie moría de forma violenta a manos de un supervillano (la tiraba del puente de Brooklyn).

Los antihéroes: Lobezno y el Castigador

Entre 1973 y 1974, Marvel lanzó a dos personajes que bien podrían definirse como antihéroes. De moral dudosa y de gatillo fácil, no dudaban en acabar con sus víctimas si era necesario.

Lobezno, en inglés Wolverine apareció en The Incredible Hulk nº181 de la mano de Len Wein y Herb Trimpe. Como indica su nombre, Lobezno es un mutante de instinto animal que utiliza sus garras para practicar sus técnicas de combate más salvajes. Su aparición en la serie de Hulk no tuvo mayor incidencia, pero en 1975 el propio Wein lo recuperaría para sus nuevos X-Men, y allí adquiriría la fama que hoy en día tiene. Actualmente, Lobezno protagoniza su propia serie regular y ha sido la estrella de incontables series limitadas, novelas gráficas y prestigios en los que hemos conocido su historia a cuentagotas durante treinta años.

Por su parte, el Castigador (The Punisher), creado en Amazing Spider-Man por Gerry Conway y Ross Andru, tuvo su momento de gloria más adelante (finales de los ochenta y principios de los noventa) y llegó a protagonizar varias colecciones propias simultáneas, amén de especiales varios. No obstante, con el tiempo ha perdido fuelle y hoy en día no se prodiga demasiado en el Universo Marvel, lo cual podría cambiar en cualquier momento con el estreno de una película basada en su historia.

En general, se convirtieron en héroes atractivos porque compensaban la falta de superpoderes espectaculares (el Castigador ni siquiera los tiene, sólo cuenta con sus armas) con una violencia y una sed de sangre no vista hasta la fecha. Normalmente, su condición de asesinos implacables se debía a un pasado triste y cruel que justificaba sus actos. El concepto de personaje amargado y despiadado continuó en los ochenta, como veremos más adelante.

La nueva Patrulla-X

De todas las series iniciadas por Marvel en los años sesenta, X-Men fue tal vez una de las más desgraciadas. Tras la mediocre (todo hay que decirlo) etapa inicial de Lee y Kirby cuyo único mérito es la creación de varios personajes mejor aprovechados a posteriori, la serie cayó en manos de autores que, a pesar de su renombre, no supieron explotar el concepto de mutante nacido con poderes genéticos al que la sociedad odia y teme, como Roy Thomas, Neal Adams o Barry Windsor-Smith.

Finalmente, la serie se canceló a medias, ya que siguió publicándose reeditando material anterior. Todo cambió en 1975 con la publicación de X-Men Giant-Size nº1, el especial en que Len Wein y Dave Cockrum remodelaron el equipo con la incorporación de personajes nuevos como Tormenta, Coloso, Rondador Nocturno o el recién creado Lobezno. Inmediatamente, la serie madre comenzó a publicar material inédito otra vez, aunque Wein abandonó en el segundo episodio en favor de su amiguito Chris Claremont. De la mano de Claremont, siempre apoyado por dibujantes de renombre, las historias de la Patrulla-X se convirtieron en el principal reclamo de Marvel, que convirtió la serie en una rentable franquicia durante los ochenta y los noventa.

Los autores estrella

Durante los setenta brillaron con luz propia los autores de los sesenta que habían alcanzado la madurez artística. Sería el caso de Jack Kirby, que realizaría sus obras maestras en esta época, de John Romita, que para muchos fue y es el dibujante de Spiderman por excelencia, y de John Buscema, cuya etapa en Los Vengadores jamás sería olvidada.

En la época encontramos también autores nuevos cuyo potencial no se explotaría debidamente, como Neal Adams, que poco se ha prodigado en el mundo del cómic desde entonces, o Barry Windsor-Smith, un magnífico ilustrador cuyas esporádicas apariciones le han impedido alcanzar el debido estrellato a pesar de ilustrar una espléndida etapa en Conan y en Los Vengadores.

A finales de la década, comenzaban a despuntar en Marvel tres autores que darían mucha guerra durante los ochenta. Entre los dibujantes, estaban George Pérez, cuyos números de Los Vengadores lo lanzaron al estrellato, y el inefable John Byrne, que comenzó a finales de la década su colaboración con la tercera estrella, el guionista Chris Claremont, en series como Marvel Team-Up, Iron Fist y, por supuesto y ante todo, X-Men. Los tres empezaban a contar con un nombre dorado en la industria, aunque sólo Pérez ha sido capaz de mantenerlo hasta la actualidad.

El predominio de Marvel y DC

A pesar de las inevitables cancelaciones de algunas series poco populares, Marvel y DC se fueron apropiando de todo el mercado historietístico estadounidense. Inevitablemente, entre ellas surgió una competencia feroz que se intensificaría en los ochenta; a finales de los setenta apareció incluso la moda de publicar especiales conjuntos. El primero de ellos fue el protagonizado por Superman y Spiderman en 1976, al que siguieron otro con los mismos personajes, uno de Hulk contra Batman y el mejor de ellos, el que unió a la Patrulla-X y los Nuevos Titanes a principios de los ochenta.

DC se hizo con los derechos de editoriales que cerraron, como Fawcett Comics y Charlton Comics. De la primera incorporó a su Universo DC a Minute Man, el Capitán Marvel y familia, Black Adam y otros de menor importancia; de la segunda, a Nighsthade, Question, Blue Beetle y el Capitán Atom. Sin embargo, estos héroes no aparecieron en el Universo DC, sino en las famosas tierras alternativas. De vez en cuando, aparecían en otras series y se peleaban con sus protagonistas (Superman principalmente), aunque sus historias quedaban para realidades alternativas. Así, el Capitán Marvel y compañía vivían en Tierra-S y los héroes de Charlton, en Tierra-4. La afición a las tierras alternativas que comenzó, como ya vimos, en The Flash nº123, tenía que explotar por algún sitio y lo hizo, como veremos en siguientes secciones, en la inolvidable Crisis en Tierras Infinitas, cuyo título lo dice todo.

Actualmente, tras los cambios de Crisis, tanto los héroes de la Charlton como los de Fawcett forman parte del Universo DC igual que el resto de héroes "nativos" de la casa.

Cerebus

El primer número de Cerebus apareció en 1977. Creado, editado, publicado, escrito y dibujado por Dave Sim, se publica desde entonces de forma independiente de las grandes editoriales. Nacidocomo una parodia de Conan, se fue acercando a los superhéroes con diversos y cómicos "homenajes". La colección es una serie limitada de 300 números que, según su autor, acabará con la muerte del protagonista, un individuo parecido al televisivo Alf.

Cerebus abrió el camino a editoriales independientes que aparecerían posteriormente.

(ILUSTRACIÓN: Portada de Green Lantern / Green Arrow nº 85, por Neal Adams.)

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