21.1.05

BREVE HISTORIA DE LA PATRULLA-X (Y II)



La época "oscura" y los primeros spin-offs

Tras la historia con Maddy, llegó John Romita Jr. como dibujante oficial de The Uncanny X-Men en el número 176 (diciembre de 1983). El dibujante ofreció a Claremont la posibilidad de crear historias en un entorno muy urbano. De hecho, era bastante inusual que el grupo saliera de Nueva York en aquella época. Durante tres años, Claremont y Romita nos ofrecieron magníficas historias.

Tormenta fue uno de los personajes más beneficiados de la época. No sólo se consolidó como líder del grupo, sino que perdió sus poderes, se marchó a África para reencontrarse y volvió al cabo de un tiempo. La otra gran agraciada fue Rachel Summers, que llegó del futuro para unirse a los amigos de sus padres "alternativos". La Patrulla volvió a enfrentarse a enemigos recientes, como la Hermandad de Mutantes de Mística o los Morlocks, a los que gobernaba Tormenta tras un combate con Calixto. También hubo nuevos enemigos, como Selene, reina negra del Club Fuego Infernal, o Nimrod, el Centinela definitivo.

Si hubo un cambio importante en aquellos números, fue la llegada de Magneto como director de la Escuela de Xavier. Sucedió en el número 200 cuando Charles se marchó al imperio Shi'Ar para curarse de una enfermedad. Aquel número fue también el del "Juicio de Magneto". El villano redimido pasó mucho tiempo como director, hasta que una alianza mal entendida con el Club Fuego Infernal despertó las suspicacias de sus pupilos.

Romita Jr. se marchó en el número 211 tras los números correspondientes a la Masacre Mutante. Esta historia fue el primer cross-over entre las series de mutantes (hablaremos de eso en un instante), y sentó un desastroso precedente en forma de tradición anual. En otras palabras, una vez al año habría que comprar todas las series de mutantes para enterarte de qué pasaba. En la Masacre, un misterioso villano llamado Mister Siniestro enviaba a sus Merodeadores a exterminar a los Morlocks, unos mutantes marginados que vivían en túneles abandonados del metro de Nueva York. La Patrulla acudía al rescate, pero sufrió tres bajas, ninguna de ellas mortal: Rondador Nocturno, Coloso y Kitty Pryde. Los tres serían enviados a Isla Muir a recuperarse. Y ¿qué otras series había durante esa Masacre?

El primer derivado de La Patrulla-X fue la miniserie protagonizada por Lobezno. El personaje se había convertido en el favorito de los lectores, y tanto su oscuro pasado como sus peculiares métodos pedían a gritos una aventura en solitario. La miniserie fue escrita por Chris Claremont y el dibujante por Frank Miller. Fue también el propio Claremont quien escribió la novela gráfica Dios ama, el hombre mata. En ella, el reverendo Stryker encabezaba una campaña religiosa contra los mutantes. El dibujante fue Brent Anderson, y el volumen se ha reeditado varias veces.

Sin embargo, estos derivados puntuales serían el pico de un gran iceberg. En 1983, tras una novela gráfica de introducción, Chris Claremont y Bob McLeod presentaban The New Mutants, la primera serie regular nacida de The Uncanny X-Men. Los Nuevos Mutantes estaba protagonizada por un grupo de jóvenes a los que Xavier reclutó tras pensar que su Patrulla había muerto luchando contra el Nido. Los Hombres-X volvieron más tarde, pero los Nuevos Mutantes quedaron como la cantera del grupo. Por desgracia, pocos de ellos pasaron de eso.

Los miembros iniciales del grupo eran Bala de Cañón, Karma, Danny Proudstar, Loba Venenosa (hija adoptiva de Moira McTaggert) y Mancha Solar. El grupo tuvo bastante éxito, pero McLeod abandonó la serie en menos de un año. Lo sustituyó Sal Buscema de forma ocasional y, como titular, el polémico Bill Sienkiewicz. Claremont aprovechó el peculiar dibujo de éste para oscurecer la temática de la serie, con historias inolvidables como "La saga del oso místico" o la búsqueda de Karma.

Entre 1984 y 1985 aparecieron otras miniseries, todas escritas por Claremont. Entre ellas, se encuentran X-Men / Micronauts (coescrita con Bill Mantlo e ilustrada por Jackson Guice), Kitty Pryde and Wolverine (dibujada por, ay, Al Milgrom) y X-Men / Alpha Flight. La última fue dibujada por Paul Smith y enfrentaba a ambos grupos a Loki, el dios nórdico. La historia continuó en un anual de The Uncanny X-Men y un especial de Los Nuevos Mutantes, ambos dibujados por Arthur Adams. También de Art Adams era la miniserie Longshot, escrita por Ann Nocenti, que presentaba al personaje que Claremont acabaría incorporando a su Patrulla-X un par de años más tarde.

En enero de 1986, John Byrne hizo realidad lo que, para algunos, fue su venganza contra Claremont. Junto con su amigo Roger Stern, Byrne rescató de entre los muertos a Jean Grey con una historia coherente pero extraña que se tramó en Avengers nº 263 y Fantastic Four nº 286. Con la pelirroja de vuelta, se pudo lanzar la segunda colección derivada: X-Factor, que reunía a los cinco miembros originales de La Patrulla-X.

Factor-X, su título en España, fue la primera serie de mutantes no controlada por Claremont. Tuvo un arranque mediocre con Bob Layton y Jackson Guice, pero se convirtió en una gran serie gracias a Louise y Walter Simonson al cabo de pocos números. Uno de sus mayores logros fue resolver de una puñetera vez la relación entre Cíclope y Jean Grey, dar un poco de vidilla a las insulsas vidas de los demás miembros y, sobre todo, el a Apocalipsis. Éste es un villano cuyo fin último es crear un mundo donde sólo los más fuertes sobrevivan; por supuesto, éstos eran él y sus Jinetes.

Aumenta la franquicia

En 1987 y 1988 se publicaron dos nuevas miniseries, X-Men vs. Avengers y X-Men vs. Fantastic Four. Fue ese último año que nacieron las dos nuevas series regulares de la línea mutante. Una era Wolverine, por Claremont y John Buscema. La otra era Excalibur, donde las bajas de la Patrulla en la Masacre Mutante se reunían con el Capitán Britania y su novia Meggan cuando la Patrulla pareció haber muerto.

Esta presunta muerte tuvo lugar en "La Caída de los Mutantes", segundo gran cross-over de la familia. Hacía meses que Marc Silvestri dibujaba The Uncanny X-Men, a la que Claremont había incorporado al ya mencionado Longshot, a Dazzler, Mariposa Mental y Kaos, un viejo conocido. En la saga se avanzaba un poco con respecto a los mutantes, ya que Factor-X conseguía la admiración del público tras vencer públicamente a Apocalipsis.

Tras la Caída, la Patrulla se trasladó al desierto australiano. Allí, se asentó en el cuartel general de un violento grupo de mutantes y cíborgs llamado Los Cosechadores. Fue en aquella temporada que la serie era quincenal durante los veranos, y Silvestri era sustituido ocasionalmente por Rick Leonardi y un joven dibujante llamado Jim Lee. De aquella época data la creación de Genosha, una nación asiática donde los mutantes eran esclavos de un severo régimen fascista.

La subtrama de Maddy Pryor, su parecido con Jean Grey y su relación con ésta y Cíclope se resolvió en 1989 con una nueva macrosaga llamada "Inferno". Se extendió durante cuatro meses por las colecciones La Patrulla-X, Factor-X y Los Nuevos Mutantes, además de por una miniserie creada para tal efecto, X-Terminadores, y dos episodios de Excalibur, grupo al que la historia sólo afectó de refilón. "Inferno" fue el último buen cross-over de los mutantes porque, a partir de él, la cosa degeneró mucho.

Tras "Inferno", Claremont decidió cargarse a sus Hombres-X con la inestimable ayuda de Molde Maestro y Nimrod. En realidad, no moría ninguno de ellos, pero al menos lo parecía y así el hombre tenía historias para rato, porque contó individualmente el regreso de todos. La cuestión era que los personajes tenían una vida tan triste y dramática que se les ofrecía la posibilidad de comenzar de nuevo. Total, para acabar como antes. Para ello, fue imprescindible el dibujante Jim Lee, que tomó las riendas de la parte gráfica en el número 248 tras algunas colaboraciones sueltas.

Los años noventa

El efecto comercial de Lee multiplicó el éxito de la serie, hasta el punto que hubo que crear una nueva que transcurriera paralelamente. Así, tras recuperar a todos sus Hombres-X, incorporar otros (Gambito), anexionar a los ex miembros de Factor-X y devolverlos a la Escuela de Xavier a todos, Marvel lanzó en 1991 el número 1 de X-Men. Claremont disponía de muchos personajes para la Patrulla, a la que dividió en dos equipos llamados "oro" y "azul". El primero protagonizaba The Uncanny X-Men y estaba formado por Tormenta, Arcángel (el antiguo Ángel), Jean Grey, el Hombre de Hielo, Coloso y Bishop, un nuevo personaje; el segundo se componía de Cíclope, Bestia, Mariposa Mental, Pícara, Lobezno, Gambito y otra nueva, una chiquilla llamada Júbilo lejanamente inspirada por la Robin de Dark Knight Returns.

Por aquel entonces, Claremont estaba más que quemado con la dirección editorial. Ya no dominaba sus mutantes, y no le gustaba la situación. Así, tras tres números de X-Men, abandonó ambas series en lo que sería la despedida más lamentada de la historia del cómic. Nos podría gustar más o menos Claremont pero, seamos sinceros, los noventa fueron una castaña creativamente hablando. En lo comercial, los cross-overs, cada vez más habituales e irritantes, consolidaron la franquicia mutante. Cualquier excusa era buena para una reunión familiar; algunos de estos cruces fueron "La Canción del Verdugo" o "Proyecto Exterminio".

La marcha del guionista no era un drama desde el punto de vista comercial. Ya estaban Jim Lee y Whilce Portaccio, dibujante de The Uncanny X-Men, para que ambas series siguieran en los puestos más altos de las listas de ventas. Pero, lo que es la vida, Lee y Portaccio se marcharon a Image Comics junto con Rob Liefeld, artífice de X-Force, otro gran éxito de la factoría mutante en 1991. Los mutantes se encontraban en un momento delicado en lo artístico y en lo argumental. Un individuo llamado Discordia, clon de Cable, el hijo de Cíclope y Maddy Pryor enviado al futuro y devuelto como adulto, lanzó en el presente el llamado virus del legado, una enfermedad que atacaba a los portadores del factor x. Murieron algunos personajes importantes como Illyana, la hermana de Coloso, ambos miembros de una de las familias más puteadas de la historia del cómic. Mucho después, el propio Coloso acabaría con el virus sacrificando su vida.

Se podría decir que el bache más grave duró hasta 1997. Hasta entonces, los guionistas Fabian Nicieza y Scott Lobdell se ocuparon de mantener a los mutantes tal como estaban. Si l s series funcionaban ¿para qué cambiar nada? No hubo evolución en aquellos años, porque la editorial así lo pedía. Se recurrió a clones de Jim Lee como Andy Kubert o Brandon Peterson para dibujar ambas colecciones, que se cruzaban cada dos por tres. Ni siquiera el regreso de John Romita Jr. ni la originalidad relativa de Joe Madureira consiguieron que salieran de la mediocridad.

El único oasis de aquella época fue "La Era de Apocalipsis". La saga implicó a todas las colecciones, incluyendo las nuevas (Cable y Generación-X) y varios especiales. Se trataba de un mundo alternativo donde Apocalipsis se había adueñado de Estados Unidos. Las versiones post apocalípticas de los rancios mutantes eran muy acertadas, y la historia no estuvo nada mal. Sin embargo, después la cosa volvió al punto muerto, e incluso se añadió una nueva serie, X-Man. Lo mejor fue la llegada al estrellato de Carlos Pacheco, el dibujante español más reconocido actualmente en Estados Unidos con perdón de Salvador Larroca.

Cuando Lobdell dejó ambas series, entraron Steve Seagle y Joe Kelly, dos jóvenes con muchas ideas y pocas posibilidades de llevarlas a cabo. Los Hombres-X seguían sin avanzar, sólo se movían de un lado para otro. Los dibujantes que les asignaron, Adam Kubert y Chris Bachalo, eso sí, fueron un gran acierto. Cuando Seagle y Kelly se hartaron, Marvel recurrió al siempre competente Alan Davis para escribir ambas series y dibujar X-Men. Fue una época que empezó bien, con la "Guerra de Magneto" como bandera. Y terminó mal, la verdad, pues Davis se fue desentendiendo paulatinamente de ambas series.

En la actualidad...

En 2000 se produjo la primera Revolución Mutante. Tras una década de llorada ausencia, Chris Claremont volvió a The Uncanny X-Men y X-Men. A pesar de los dibujantes (Adam Kubert, Salvador Larroca y Leinil Francis Yu), el regreso fue un estrepitoso fracaso creativo. Claremont se había quedado anticuado, y había que resolver la situación.

La llegada de Claremont coincidió con el estreno de X-Men (Bryan Singer, 2000), la película basada en el grupo. A pesar de ciertas reticencias iniciales, la película resultó un gran éxito en las taquillas de todo el mundo. El filme mostraba una Patrulla bastante reducida, con los personajes más asequibles a los efectos especiales del momento. Los que no eran tan fáciles de plasmar en pantalla, como Tormenta, sufrieron un recorte en sus habilidades. En 2003, la secuela X2 superó en recaudación a la primera cinta y los efectos especiales mejoraron ostensiblemente. Ambas películas han influido en la estética de los cómics durante los últimos años, y han servido para abrir paso a un torrente de filmes basados en superhéroes Marvel que no tiene pinta de acabar todavía.

En 2001, Marvel asignó a Grant Morrison el guión de X-Men, que se renombró como New X-Men. Fue la primera vez en demasiado tiempo que los Hombres-X avanzaban argumentalmente, y vaya si lo hicieron. La etapa de Morrison gusta o no, pero no deja indiferente a nadie y es innegable que ha habido evolución en los tres años que ha estado en la colección. The Uncanny X-Men tuvo menos suerte y ningún guionista ha sabido hacerla interesante. De hecho, ha sido una castaña durante tres años, sobre todo con el inefable Chuck Austen.

Mientras Morrison arrasaba con su serie, Marvel abrió una tercera para uso y disfrute de Chris Claremont. Había que echar al patriarca de las series para que no las hundiera, pero ningún editor se atrevería a echarlo de La Patrulla-X. Con ese fin nació X-Treme X-Men, donde, tras un arranque estupendo, Claremont volvió a hundirse en la miseria creativa y los diálogos farragosos.

Todo lo bueno se acaba, y Morrison se marchó de New X-Men en 2004. Así, Marvel organizó el relanzamiento de las dos series madre, canceló X-Treme y ofreció una nueva colección: Astonishing X-Men. Ésta es la estrella de la actual temporada, con Joss Whedon y John Cassaday haciendo un gran trabajo. En las otras... Chris Claremont sigue perpetrando lo de siempre en The Uncanny X-Men, esta vez con el Gran Alan Davis al dibujo y, en cuanto a X-Men, casi que me callo.

(Ilustración: Portada de X-Men (vol. 2) nº 3, por Jim Lee con tinta de Scott Williams.)

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