EL ESPECTRO (2 DE 3)
La Ira del Espectro
Con perdón de los seguidores del Espectro de Ostrander, "La ira del Espectro" es probablemente la mejor etapa del personaje, si bien su misma genialidad fue el motivo de su cancelación. Entre Adventure Comics nº 431 a 440 (enero de 1974 a julio de 1975), Michael Fleisher y un impecable Jim Aparo hicieron que el Espectro fuera más allá en su forma de impartir justicia. Se convirtió en un ser sádico capaz de acabar con los malhechores de formas de lo más expeditivas. Tal vez la más recordada de sus sangrientas hazañas sea aquélla en que convertía a su enemigo en madera y luego lo trozeaba con una sierra. De algún modo, Fleisher y Aparo lograron que el personaje empastara con escenas tan cruentas como ésta, que sólo es un ejemplo, pero la editorial no las vio con buenos ojos. Así pues, se canceló sin más.
Sin embargo, Fleisher había escrito algunos guiones más que Aparo nunca llegó a dibujar. Esto cambió en 1988 con la miniserie Wrath of the Spectre. Los primeros tres números reeditaron lo ya publicado en Adventure Comics, y el cuarto constó de las historias inéditas que Aparo dibujó para la ocasión. Hay que reconocer que el Espectro ha hecho muchas cosas desde aquella etapa, y algunas bastante gordas, pero ninguna tan original y expeditiva.
Con perdón de los seguidores del Espectro de Ostrander, "La ira del Espectro" es probablemente la mejor etapa del personaje, si bien su misma genialidad fue el motivo de su cancelación. Entre Adventure Comics nº 431 a 440 (enero de 1974 a julio de 1975), Michael Fleisher y un impecable Jim Aparo hicieron que el Espectro fuera más allá en su forma de impartir justicia. Se convirtió en un ser sádico capaz de acabar con los malhechores de formas de lo más expeditivas. Tal vez la más recordada de sus sangrientas hazañas sea aquélla en que convertía a su enemigo en madera y luego lo trozeaba con una sierra. De algún modo, Fleisher y Aparo lograron que el personaje empastara con escenas tan cruentas como ésta, que sólo es un ejemplo, pero la editorial no las vio con buenos ojos. Así pues, se canceló sin más.
Sin embargo, Fleisher había escrito algunos guiones más que Aparo nunca llegó a dibujar. Esto cambió en 1988 con la miniserie Wrath of the Spectre. Los primeros tres números reeditaron lo ya publicado en Adventure Comics, y el cuarto constó de las historias inéditas que Aparo dibujó para la ocasión. Hay que reconocer que el Espectro ha hecho muchas cosas desde aquella etapa, y algunas bastante gordas, pero ninguna tan original y expeditiva.
El Espectro en plena Crisis en tierras infinitas, por George Pérez.
Entre 1975 y 1988, el Espectro no contó con título propio pero se afianzó como héroe fundamental del Universo DC. En Crisis en tierras infinitas nº 10, Marv Wolfman y George Pérez nos mostraron a un Espectro colosal capaz de derrotar al poderoso Antimonitor. El combate al principio del tiempo es uno de los momentos estelares de la colección, aunque el Espectro no terminó de triunfar sobre su enemigo y se quedó en coma. Fue poco después que descubrió que en los años cuarenta Hitler iba a usar la Lanza del Destino para dominar el mundo, y envió a sus amigos de la SJA a derrotarlo. Como resultado, el grupo acabó atrapado en el Limbo luchando en un Ragnarok eterno en Last Days of the Justice Society, especial con el que DC se quitó de encima a la SJA durante un tiempo porque resultaba algo incómoda. Años más tarde, volverían gracias al propio Espectro durante los noventa en Armagedón 2001. Fue también él quien salvó la situación durante una situación similar a la vista en Crisis en la penosa Hora Cero, si bien el enemigo era Parallax. Ironías del destino, un Hal Jordan con ganas de redimirse tendría bastante importancia en el futuro del personaje.
Enviado de Dios
El Espectro de Mandrake.
Con el Espectro desligado de la SJA, comenzaba una nueva etapa para el personaje en forma de serie regular. The Spectre (vol. II) se publicó entre abril de 1987 y noviembre de 1989, en 31 entregas en las que Doug Moench y numerosos dibujantes como Gene Colan o Gray Morrow situaron al Espectro en una nueva situación. Tras despertar de la batalla contra el Antimonitor, Corrigan vio cómo sus poderes habían menguado de forma considerable. Se convirtió en una especie de detective esotérico que compartía edificio en Nueva York con Madame Xanadú, otro de los personajes mágicos del Universo DC. La serie tuvo un tono muy diferente al primer volumen publicado en los sesenta, aunque tuvo que entrar en terrenos más superheroicos por imposición editorial durante el evento Millennium.
La cancelación de la segunda serie regular tuvo como consecuencia un tercer título publicado entre 1992 y 1998. Fueron más de sesenta entregas realizadas por John Ostrander y Tom Mandrake, y es lo máximo que ha resistido en el mercado una colección de este personaje. Ostrander, que estudió teología mientras iba para cura, aprovechó la relación entre el Espectro y la Presencia (o la Voz, o simplemente Dios) para crear una serie con un transfondo moral y religioso muy fuerte. Profundizó mucho en el origen del Espectro como ente, y también en Jim Corrigan y en su difícil infancia como hijo de un sacerdote cruel. Con el tiempo, se estableció un paralelismo extraño de hijos descontentos con sus padres; Jim, con el reverendo Corrigan y el Espectro, con el propio Dios.
Aunque la serie era tan densa que resultaba indigesta en algunos momentos, Ostrander construyó un origen fascinante para el Espectro como ángel de la venganza, y le devolvió ese papel dentro del Universo DC. Tras pasar por varias etapas como superhéroe, como justiciero despiadado y como detective místico, el personaje obtenía un objetivo cercano a la concepción original: combatir el crimen e impartir justicia y venganza proporcionalmente al delito cometido. Para ello, contaba de nuevo con todo su poder y, claro, si el crimen era grande, su castigo también; véase como ejemplo la destrucción de Vaklava. El entramado histórico y bíblico con que el guionista enlazó al personaje es algo confuso a veces, pero intentaré resumirlo brevemente.
Antes incluso de que naciera la Tierra, hubo una guerra entre el Cielo y el Infierno en el que varios servidores de Dios fueron tentados y manipulados por Lucifer. Uno de ellos fue Raguel, al que la Presencia acabó perdonando. Cuando, muchos milenios más tarde, la humanidad comenzó a adorar a Dios, éste convirtió a Raguer en una pequeña porción de sí mismo que representaría su ira cuando se enfadara con el mundo en ocasiones concretas. Así, Raguel, que pasó a llamarse Espectro, encarnó el ansia de venganza de Dios y se ocupó de momentazos como la destrucción de Sodoma y Gomorra, o las plagas que asolaron el Egipto faraónico en época de Moisés. Con el nacimiento de Cristo, el Espectro desapareció de la Tierra porque Dios había enviado a su hijo para perdonar los pecados del hombre. Sin embargo, tras la Pasión, el Espectro volvió y, muy a su pesar, adoptó forma física por orden divina. Dicha forma sería la de un mortal injustamente asesinado. El primero fue un indio llamado Calaka. El último, Jim Corrigan. Cuando el huésped del Espectro tenía la suficiente voluntad, como en el caso del policía, la sed de venganza y justicia del Espectro se suavizaba.
Pero todo tiene un final, y Jim Corrigan acabó ingresando en el Cielo tras sesenta años de periplo con el Espectro de un lado a otro. En The Spectre (vol. III) nº 62, el policía encontró por fin la paz gracias a su amigo, el padre Cramer. Corrigan descansó en paz por fin, y el Espectro se fue al Limbo en espera de su próximo huésped. Éste llegó un año después.
THE SPECTRE AND ALL RELATED INDICIA ARE (C) DC COMICS.
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