4.10.04

FLASH: EL PRIMOGÉNITO



Desde las primeras aventuras de Barry Allen allá por los años sesenta, la galería de villanos de Flash siempre ha estado poblada por frikis de lo más variopinto, como el Capitán Frío, el Flautista o el Mago del Tiempo. Este último es el enemigo principal de este tomo que recopila los números 174 a 176 de Flash (vol. III), además del especial Flash: Our Worlds at War. Y ya es el tercero que publica Norma en España, y confiemos en que no sea el último.

El Mago del Tiempo (Weather Wizard, en inglés) fue creado por John Broome y Carmine Infantino en Flash (vol. II) nº 110 (enero de 1960). Mark Mardon, que es su identidad verdadera, robó el secreto de su varita del tiempo de su hermano Clyde. Consiguió cierto dominio sobre el tiempo atmosférico con ella y se convirtió en supervillano, pero fue repetidamente derrotado por Flash, Barry Allen, primero, y por Wally West después.

El Mago nunca había sido tan poderoso como ahora. En manos de Geoff Johns y Scott Kolins, Mardon se convierte en un villano realmente temible y es que, gracias a una benefactora desconocida, conoce más que nunca su varita y la utiliza casi a plena potencia... porque necesita algo (o alguien) más para dominarla por completo.

Lo anterior no es ni mucho menos circunstancial. Geoff Johns llegó a Flash en el número 164 USA. Consciente de que tanto el protagonista como su familia ya habían sido correctamente caracterizados por su predecesor, Mark Waid, Johns se dedica a definir dos cosas en la serie. La primera es Keystone City, la ciudad donde actúa Flash, a la que convierte en un particular reflejo de su Detroit natal. La segunda son los villanos, a los que se encarga de darles una personalidad propia que va más allá de robar o fastidiar a Flash. Comenzó con el Capitán Frío y el Amo de los Espejos, siguió con Magenta y, esta vez, le toca al Mago del Tiempo.

Una vez más, Johns demuestra en este tomo que es uno de los mejores elaborando subtramas. En Flash: El primogénito se resuelve el tema del niño que, según se deja entrever, es hijo putativo de Wally, y se comienza a tejer lo que será el próximo tomo, sobre todo por las sospechosas apariciones de tres villanos más que dan a entender que hay una especie de conspiración contra Flash.

En el apartado gráfico, Scott Kolins sigue mejorando número a número. Cada vez domina más su estilo "sin sombras" y están a la altura de las portadas del gran Brian Bolland. El diseño de Tarpit (algo así como "Pozo de Alquitrán", el villano del primer número) es muy bueno, por olvidable que sea el personaje.

El tomo se cierra con el especial de Flash en la macrosaga "Nuestros Mundos en Guerra", escrito por Johns y dibujado por Ángel Unzueta (el de Flash: Wonderland). Se nota que es una imposición editorial, y no pasa nada relevante para la serie madre. Aparece como invitado Black Racer (o Corredor Negro, porque traducen el nombre a veces), una incalificable creación de Jack Kirby. Con todo, lo único destacable del especial es el retorno de Cyborg a la vida de héroe.

(ILUSTRACIÓN: Portada de Flash (vol. III) nº 176, por Brian Bolland.)