7.10.04

SUPERMAN: EL HOMBRE DE ACERO



Allá por 1938...

Superman fue el primer superhéroe de la historia del cómic. Nació en junio de 1938 en Action Comics nº1 de la mano del escritor Jerry Siegel y Joe Shuster. Ambos habían paseado al personaje por varias editoriales hasta que National Periodical Publications (la futura DC Comics) les dio luz verde. Poco podían imaginar el éxito que el personaje iba a tener ni lo lucrativa que sería la franquicia.

Al cabo de un año, el Hombre de Acero (u Hombre del Mañana) ya contaba con una serie propia y homónima que compaginaba con las apariciones en Action Comics. Con el tiempo, también tendría su papel en World's Finest Comics, donde compartiría cartel con Batman.

Superman, como todo el mundo sabe, es un alienígena nacido en el malogrado planeta Kripton. Su actividad como héroe se compagina con una vida privada azarosa donde es Clark Kent, un reportero tímido que está eternamente enamorado de su compañera Lois Lane. En su primera historia, no se mencionaba a Kripton y tenía menos superpoderes; paradójicamente por ser el más representativo, no podía volar sino saltar a gran altura. Aquella primera historia era sencilla; Superman rescataba del corredor de la muerte a una mujer inocente sin enfrentarse con un solo supervillano.

Por supuesto, con el tiempo Superman se fue rodeando de una amplia parafernalia de enemigos, personajes secundarios, artilugios estrafalarios y familiares varios. Fue el editor Mort Weisinger quien más enredó la vida del pobre Hombre de Acero. Ya existía Superboy antes de su llegada, pero él se encargó de lanzar a Supergirl, a Krypto el superperro, a Comet el supercaballo, a Streaky el Supergato etc. En los años setenta, el escritor Denny O'Neil dio una época de esplendor al personaje que lo acercó más a la realidad y al lector, aunque tras su marcha todo volvió a embrollarse.

Cuando DC preparaba el lanzamiento de Crisis en tierras infinitas, había un Superman que protagonizaba sus series, otro en Tierra-2 ya envejecido, un Superboy que era el Superman de Tierra-1 de joven, otro Superboy que vivía en Tierra-Prima, una versión de la prima kryptoniana de Superman en Tierra-1 (Supergirl) y otra en Tierra-2 (Power Girl), varios superanimales y kriptonianos varios (como Mon-El de la Legión de Superhéroes o los villanos de la Zona Fantasma) que hacían pensar que todo Krypton había escapado a la explosión del planeta. Así pues, las historias del Hombre de Acero estaban entre las más necesitadas de una renovación. DC Comics contrató a John Byrne, uno de los dibujantes de moda de Marvel en la época, para semejante tarea. Sin embargo, Julius Schwartz, editor de las series de Superman en los ochenta, planeó la que iba a ser la última historia del Hombre de Acero antes de la llegada de Byrne. Para ello, contó con Alan Moore al guión y, como no podía ser de otro modo, Curt Swan en los lápices. Para las tintas, se elegiría a George Pérez para la primera parte y a Kurt Schaffenberger para la segunda. Las portadas correrían a cargo del propio Swan y su habitual entintador Murphy Anderson.

"Whatever Happened with the Man of Tomorrow"

"¿Qué pasó con el Hombre del Mañana?" ("Whatever Happened with the Man of Tomorrow" es una historia difícil de situar. Se encuentra a medio camino entre el Universo DC pre Crisis y el post Crisis porque comparte características de ambos. Según el propio Schwartz, es una historia que nunca ha existido, pero sirve como punto final a la dilatada trayectoria que cubre las aventuras de Superman desde 1938 hasta 1986. Editorialmente hablando, se publicó en Action Comics nº583 y Superman nº463 (ambos en septiembre de 1986). Después, ambas series se suspendieron temporalmente mientras se publicaba The Man of Steel.

Como ya hemos dicho, "Whatever Happened..." es la última historia del Superman pre Crisis, y es por esto por lo que resulta un compendio de todo lo que rodeaba al personaje y un excelente panorama de lo que eran las series en aquella época. Todo comienza cuando Lois Lane, ahora conocida como Lois Elliot, relata en 1997 a un joven periodista del Daily Planet como fueron los últimos días de Superman antes de su desaparición en 1986. La historia empieza con un Superman que ha neutralizado, al menos supuestamente, a todos sus enemigos, por lo que se dedica a trabajar con la NASA en proyectos espaciales. No obstante, su paz se verá pronto alterada por la aparición de Bizarro, su clon defectuoso, que pasa de ser una simple molestia patética a un asesino que acaba suicidándose. Poco después, un ataque sorpresa de Toyman y Prakster, dos villanos también de poca monta, saca a la luz en televisión la identidad secreta del Hombre de Acero (que, por cierto, era presentador de informativos en la época), no sin antes acabar con la vida de Pete Ross (que es rubio y caucasiano). Por supuesto, Superman arresta, sin vengarse, a los villanos.

Con su identidad de Clark Kent expuesta al público, Superman comienza a preguntarse qué pasará cuando sus peores enemigos se decidan a atacar si los villanos inofensivos se han comenzado a comportar como psicópatas. La respuesta llega pronto, cuando una legión de Metalos ataca el edificio del Daily Planet. Superman consigue detener la ofensiva, pero no puede evitar que arrasen la redacción del periódico. De inmediato, el Hombre de Acero se lleva a Lois Lane, Lana Lang, Perry White y esposa y Jimmy Olsen a la Fortaleza de la Soledad. Aún no sabe que Lex Luthor y Brainiac, sus dos peores enemigos, se han unido. Bien, realmente, Brainiac ha poseído el cuerpo de Luthor. Además, han reclutado al Hombre de Kriptonita y se lanzan al asedio de la Fortaleza de la Soledad.

En el interior, Superman recibe la visita de la Legión de Superhéroes en un momento del futuro donde Supergirl, fallecida en el presente, estaba con ellos. Los legionarios le entregan una estatuilla de propósito desconocido donde Superman sostiene el portal de la Zona Fantasma. También dejan entrever que la muerte del Hombre de Acero se aproxima. La última visita será la de Krypto, que acude en auxilio de su amo en su hora más oscura.

Superman se enfrenta a Brainiac/Luthor y al Hombre de Kriptonita bajo la mirada de sus amigos. La cosa se complica más con la llegada de la Legión de Supervillanos. La Fortaleza queda rodeada por un escudo que la Liga de la Justicia, el Capitán Marvel, Superwoman y otros no pueden atravesar para ayudar a su amigo. Lana y Lois arreglan sus diferencias. La primera, con Jimmy Olsen, se baña en agua radioactiva para obtener poderes y ayudar a su antiguo novio. Por desgracia, ambos mueren a manos de la Legión de Supervillanos, pero derrotan a Brainiac/Luthor mientras Krypto acaba con el Hombre de Kriptonita a costa de su propia y canina vida.

Por fin, aparece el verdadero villano de la historia, el que se encuentra tras toda la conspiración y que no es otro que... Dejaremos en suspense el final de la historia, por si alguien está interesado en leerla. Zinco la publicó en España en 1988 en un especial navideño que incluía los dos números americanos y el Action Comics nº1, toda una joya. También se puede adquirir el trade americano titulado Superman: Whatever Happened to the Man of Tomorrow.

The Man of Steel

Una vez terminadas las aventuras del Hombre de Acero pre Crisis de forma definitiva, John Byrne se hizo cargo de la serie y de la redefinición del personaje. El autor se encargó para ello del guión y el dibujo de la miniserie de seis números The Man of Steel, que apareció quincenalmente entre octubre y diciembre de 1986.

Al parecer, la idea de Byrne fue crear un Superman que no fuera un semidiós como había ocurrido hasta entonces. Aunque tuviera los mismos poderes, en él había una parte humana, propiciada por sus padres adoptivos humanos, que fue la que Byrne explotó más en esta miniserie y en historias posteriores. De hecho, The Man of Steel resulta, leída hoy en día, un poco ultimate por su falta de acción. De hecho, no hay una pelea como está mandado con un supervillano hasta el quinto número.

La miniserie comienza con la destrucción de Kripton. En pocas páginas, Byrne consigue mostrarnos cómo es la sociedad del planeta, poblado por gente fría que oculta sus sentimientos y se reproduce in vitro sin contacto físico. El planeta está a punto de explotar y unos gases desconocidos están envenenando la tierra y matando a la gente (es el origen de la kriptonita). El científico Jor-El, ante la atónita mirada de Lara, su compañera de reproducción a quien declara su amor rompiendo el protocolo, envía a su hijo aún no nacido Kal-El a la Tierra, donde será un dios gracias al sol amarillo. Un matrimonio terrícola, Jonathan y Martha Kent, que vive en el pueblo de Smallville (Kansas), encuentra la nave y adoptan al joven haciendo creer que es su hijo natural, gestado durante una tormenta de nieve que duró varios meses. La excusa, todo hay que decirlo, es un pelín cutre; de hecho, y que Atenea me siga perdonando, prefiero el trapicheo con los papeles de la adopción de Smallville.

Cuando Kal-El, bautizado Clark Kent, está a punto de acabar el instituto, descubre gracias a Jonathan su origen alienígena, porque los poderes ya los iba conociendo mientras crecía. Para ayudar a sus semejantes, se marcha a Metrópolis, donde de paso estudia periodismo. Durante unos años, nadie conoce la identidad de su salvador, hasta que salva de la catástrofe un transbordador espacial durante la celebración del aniversario de la ciudad. A partir de entonces, Clark se siente inseguro de su vida privada y adopta la identidad de Superman, el Hombre de Acero, con un traje que diseña con sus padres.

En los años siguientes, Clark vive en Metrópolis y compagina su carrera superheroica con su carrera como periodista del Daily Planet. Por supuesto, se siente atraído por su compañera, la intrépida Lois Lane, que a su vez sólo está interesada en su alterego volador. Sin embargo, Lois mantiene una complicada relación sentimental con el empresario Lex Luthor, el hombre más rico de Metrópolis, que se convierte en enemigo del Hombre de Acero cuando éste se niega a hacerle de guardaespaldas / matón. Luthor está interesado en los poderes de Clark e intenta clonarlo, aunque el resultado es un ser defectuoso llamado Bizarro al que el Hombre de Acero deberá enfrentarse.

Tras varios años de lucha contra el crimen, Superman acaba descubriendo sus orígenes kriptonianos a través de un holograma de su padre que le dice que está predestinado a dominar el mundo. Sin embargo, Clark rechaza su destino, pues para él es más importante su educación humana que sus raíces extraterrestres.

En sólo seis números, Byrne logró limpiar de polvo y paja a un personaje con casi cinco décadas de existencia. Eliminó, por supuesto, su identidad de Superboy durante la adolescencia y mantuvo con vida a los Kent (cosa que no ocurría en el universo pre Crisis) para atar al héroe a su parte humana. También trató de forma distinta el triángulo Clark-Lois-Superman e hizo maravillas con la personalidad de Luthor para que dejara de ser un villano más obsesionado con la conquista del mundo. También sentó las bases de la relación entre Superman y Batman, los dos primeros superhéroes contemporáneos según la continuidad oficial poscrisis. Todo por no hablar de la supresión de Supergirl, Krypto, la Fortaleza de la Soledad, su relación con la Liga de la Justicia, la armadura verde de Luthor, etc.

Terminada The Man of Steel, Byrne pasó a encargarse durante dos años de Action Comics y la nueva serie Superman. La antigua pasó a llamarse de The Adventures of Superman y estaba escrita por Marv Wolfman y dibujada por Jerry Ordway, aunque bajo la tutela de Byrne. En ese tiempo, Byrne recuperó a Jimmy Olsen (que sólo aparecía de pasada en la miniserie) y creó nuevos secundarios para el Daily Planet, aclaró la relación de la Legión de Superhéroes con un presunto Superboy y, sobre todo, definió a Lex Luthor de forma magistral, como una manipulador sin escrúpulos que pasa por encima de quien sea para conseguir sus objetivos. Y todo sin ponerle la armadura verde. Como en tantas otras series, la renovación post Crisis fue ciertamente magistral aunque se fuera al garete con el tiempo. En el caso de Superman, ha habido varios autores encargados del personaje después de Byrne, y ninguno ha sido capaz de igualarle. Del mismo modo que Byrne no ha vuelto a ser el mismo (con la excepción de Hulka) y es hoy en día una sombra de lo que era en aquella época y en sus trabajos anteriores.

Todo el origen anterior de Byrne para el Superman post Crisis se revisó en 2003 a través de la maxiserie de doce números Superman: Birthright (Superman: Legado en España). Escrita por Mark Waid y dibujada por Leinil Francis Yu, esta serie "rellena" algunos huecos del origen de Byrne y remodela algunos aspectos que aproximan esta especie de "Año Uno" a la serie de televisión Smallville.

Superman: Legado

Waid comienza su viaje por el pasado de Kal-El remontándose, como no podía ser de otro modo, a Kripton y el día de su destrucción. Nos lo presenta como un mundo utópico donde no existe la guerra ni el sufrimiento, y nos da una visión de Jor-El y Lara, los padres de Kal, en la que están mucho más unidos emocionalmente que en la versión de Byrne, donde se declaran su amor apenas segundos antes de morir. También nos explica Waid que Jor-El no estaba al ciento por ciento seguro de dónde iba a enviar a su hijo recién nacido.

El resto de la historia ya la conocemos: Kripton explota, la nave que contiene a Kal-El pasa años y años viajando por el espacio con el crío en animación suspendida y se acaba estrellando en la Tierra, donde los Kent lo encuentran y lo adoptan. Donde llega la novedad es en el punto en que Waid ubica su historia "presente". Nos presenta a un Clark Kent de veinticinco años que estudia periodismo y recorre el mundo investigando casos de injusticia social, lo que conecta muy bien con las primeras historias "sociales" de Siegel y Shuster, de las que hemos hablado más arriba. En concreto, nos encontramos en África, donde el joven se ve envuelto en una guerra entre tribus rivales, una de las cuales explota a la otra. En este contexto transcurren los dos primeros episodios, en los que que Kal comienza a ser consciente de los problemas del mundo y se lleva algún que otro palo emocional.

El tercer número es el del nacimiento de la leyenda. De vuelta a Smallville, Kal decide que ha llegado la hora de hacer el mundo un poco mejor. Martha le cose el traje de Superman mientras Jonathan debe afrontar que su hijo es diferente y posee unos orígenes distintos a los que a él le gustarían. De hecho, en este número es donde mejor se comprende el título "birthright" ("derecho de sangre", "de nacimiento" o "legado", como lo llama Norma). Si nos remontamos a The Man of Steel, recordaremos que Kal no descubre su pasado kryptoniano hasta que ya es un superhéroe consagrado. En Birthright, una placa que llevaba la nave le va explicando poco a poco cómo era Kripton, y siempre ha sido consciente de su origen alienígena. De hecho, es él quien propone el símbolo mítico, la "S", al verlo en los trajes y ciudades de su planeta natal.

Supongo que los lectores de superhéroes nos habremos preguntado en alguna ocasión por qué demonios Superman se disfraza tanto en su identidad secreta en lugar de llevar una máscara. Aquí, Waid nos explica que Clark quiere que la gente vea su rostro para que puedan confiar en él. A partir de ahí, los Kent le aconsejan cómo vestirse y hablar cuando es simplemente Clark Kent. El número tres acaba con un Superman ya maqueado y dispuesto a buscar trabajo en Metrópolis. A partir de ahí, comienzan las andanzas del Hombre de Acero en su ciudad, y descubrimos que Lex Luthor y él habían sido amigos en Smallville (mmm... me recuerda a algo), y que se distanciaron por la obsesión de Lex con los alienígenas.

Con respecto al dibujo, debo admitir que nunca me ha gustado Leinil Francis Yu. Detesté su trabajo en X-Men, del que sólo salvaría algunos buenos momentos del anual apaisado donde Morrison presentaba a Xorn. Aunque es un buen ilustrador, sus cómics resultan confusos y faltos de una buena planificación de página, por no hablar de que a veces es más tenebroso de lo necesario. En Birthright debo admitir que me ha sorprendido. Se nota que se esfuerza por mejorar la narración y dibujar con más claridad. Ha sabido pillar el espíritu que Waid pretende para Krypton, y lo dibuja muy bien, si bien pasa alegremente de la estética de la versión de Byrne. A pesar de todo, el dibujo empeora con los números, y los últimos parecen, como mínimo, terminados con un poco de prisa.

Por otra parte, parece que a Yu le han impuesto cierta "tendencia Smallville". Clark me recuerda mucho a Tom Welling (será porque éste tiene realmente la edad de Kal en Birthright) aunque no acaba de perder el aspecto tradicional de Superman en los cómics. Donde más se nota esta tendencia es en los Kent (y en Jonathan sobre todo), que han pasado de ser dulces ancianitos de pelo cano a dos personas de mediana edad, igual que en la serie dichosa.

(ILUSTRACIÓN: Una de las portadas de The Man of Steel nº 1, por John Byrne.)

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