HISTORIA DEL CÓMIC DE SUPERHÉROES (V): LA ERA IMAGE
Decíamos en la cuarta parte de esta serie que en los ochenta se sentó un precedente en el cómic de superhéroes que afectaría a la década siguiente de forma decisiva: el marketing.
Los dibujantes hot
A finales de los ochenta y principios de los noventa, una serie de dibujantes muy jóvenes empezaban a abrirse paso en la industria. Entre ellos, destacaron Todd McFarlane, Jim Lee y Rob Liefeld. Los tres presentaban graves deficiencias narrativas, aunque sus viñetas eran todo espectacularidad. Dibujaban héroes hipertrofiados y chicas imposiblemente neumáticas. Además, Marvel Comics les confió títulos claves de su catálogo, con lo que se ganaron el favor del público.
Todd McFarlane había pasado unos años dibujando Infinity Inc. en DC Comics antes de pasar a Marvel e ilustrar The Incredible Hulk y, sobre todo, Amazing Spider-Man. Tal fue la acogida del público en la serie del arácnido que la editorial le dio una colección para él solo: Spider-Man, a secas, que se convirtió en uno de los mayores éxitos de ventas de la editorial.
El mismo éxito tuvo Rob Liefeld con su X-Force nº 1. Dibujante malo donde los haya pero triunfador por motivos que no alcanzo a entender, el amigo Rob también empezó en DC Comics (Hawk and Dove) antes de que Marvel le pusiera a las órdenes de Louise Simonson en The New Mutants. Liefeld hizo que las ventas de la serie remontaran de forma espectacular, hasta el punto que la editorial le concedió su propia serie con más o menos los mismos personajes.
Por su parte, el coreano Jim Lee pasó una temporada en Alpha Flight y otra en Punisher War Journal antes de ilustrar varios números de relleno para Uncanny X-Men. Sin duda el mejor de estos tres artistas, Lee obtuvo un inmediato éxito que lo llevó a sustituir a Marc Silvestri como ilustrador regular de la serie. Un año después, Marvel lanzó X-Men, una segunda serie protagonizada por la Patrulla-X, cuyo primer número vendió más de ocho millones de ejemplares.
El éxito de estos tres números uno (Spider-Man, X-Force y X-Men) se debió a una fuerte maniobra de marketing por parte de Marvel que despertó la especulación entre los lectores. Los tres cómics aparecieron en diferentes versiones: con tapa brillante, en blanco y negro, con portada desplegable...
Pero a Marvel se le terminó pronto la alegría. Liefeld, McFarlane y Lee, junto con otros dibujantes de estilo similar, se cansaron de hacer ricos a los accionistas de la editorial y de no percibir ni un duro en concepto de derechos de autor. Así que cogieron los bártulos y montaron su propia editorial.
Image Comics
En muchos años de cómic de superhéroes, ninguna editorial independiente había sido capaz de hacer sombra a Marvel o a DC. Sin embargo, esta empresa fundada por los dibujantes arriba mencionados, desplazó a los héroes clásicos de las listas de ventas. Junto con Whilce Portacio, Marc Silvestri, Eric Larsen y Jim Valentino, el trío hizo temblar la industria del cómic pero no sólo por las ventas, sino por el dinero que hicieron perder a los libreros. Cada uno con su respectiva colección, estos presuntos genios del cómic se subieron a la parra y comenzaron a retrasarse gravemente en los plazos de entrega. Los pedidos de venta directa pasaron por una situación caótica, pero seguían vendiendo como rosquillas los pocos cómics que editaban.
Todos estos artistas son dibujantes de lo más comercial, pero como escritores son más que deficientes. Tras las absurdas historias de los primeros cómics, tuvieron que empezar a recurrir a guionistas "serios" como Chris Claremont o Alan Moore. Sin embargo, nada pudo evitar que las colecciones, todas ellas pensadas para que su dibujante se luciera sin complicarse la vida, tuvieran mala calidad. De hecho, la única de todas esas series que aún se recuerda más o menos en la actualidad es Spawn, de Todd McFarlane, seguida por los WildC.A.T.S. de Jim Lee que han pasado ya por varias encarnaciones.
Finalmente, Image se acabó desmembrando y cada dibujante se buscó la vida como pudo. El único sello que sobrevive con soltura en la actualidad es Wildstorm, de Jim Lee, que trabaja con DC Comics. Image como tal sigue existiendo, aunque separada en diversos estudios, como TMP de Todd McFarlane.
La contribución más destacada de Image al cómic fue la nueva técnica de coloreado por ordenador que actualmente aplican todas las editoriales.
La supervivencia de Marvel y DC
La fundación de Image supuso un revés para Marvel Comics, aunque DC perdió también algunos autores como Adam Hugues, pues muchos más se unieron a los siete miembros iniciales de la editorial.
La reacción de Marvel consistió en potenciar sus franquicias más comerciales en perjuicio de cómics menos rentables. Los mutantes se multiplicaron, aunque la marcha de Chris Claremont perjudicó mucho esta línea editorial, cuyo descenso de calidad fue más que acusado. Pese a todo, los mutantes seguían vendiendo cómics, que era lo importante. Llegaron nuevas colecciones (Cable, Generación-X, X-Man) que un par de veces al año se unían para generar un macrocross-over que irritaba a los lectores más que otra cosa. El único evento destacable fue "La Era de Apocalipsis", que afectó a nueve colecciones durante cuatro meses seguidos.
Spiderman, que ya tenía bastantes series para ser un solo personaje, comenzó a sufrir los efectos de guionistas que le mataron a su tía, le buscaron un clon, inventaron una Araña Escarlata y varias sandeces más.
Uno de los fracasos más estrepitosos de Marvel en los noventa fue la sede británica de la compañía, Marvel UK. Impulsada por Paul Neary, creó colecciones, todas ellas relacionadas entre sí, como Dark Angel o Motormouth and Killpower. Las series eran buenas pero no respondían a lo que pedía el público de aquella época; básicamente, sobrevivían gracias a las apariciones estelares de sus "primos" americanos y todas acabaron cerrando. A pesar de todo, Marvel UK sirvió para descubrir a nombre claves de la industria en la actualidad como Bryan Hitch, Salvador Larroca o Carlos Pacheco.
Por su parte, DC vio cómo la batmanía entraba en horas bajas a pesar de que dos películas más llegaron en 1995 y 1997 con éxito notable (Batman Forever y Batman and Robin, ambas de Joel Schumacher). La explosión de creatividad de los ochenta se había terminado y el Universo DC languidecía en historias de medio pelo donde apenas destacaban algunos títulos como la Doom Patrol de Grant Morrison, el Flash de Mark Waid o el Lobo de Keith Giffen.
La primera maniobra de DC fue unirse a la moda del marketing a todo trapo, moda que en cierta manera habían empezado ellos con "Una muerte en la familia". Esta vez, tocaba que Superman se muriese. La repercusión mediática de "La Muerte de Superman", orquestada con poco acierto por Dan Jurgens, se manifestó en medio mundo. Por supuesto, Superman volvía a la vida unos meses después y, además, multiplicado por tres (Steel, Superboy y Superman) para aprovechar el tirón y aumentar la franquicia.
Un par de años más tarde, la editorial fracasó estrepitosamente al intentar repetir las Crisis en tierras infinitas con Hora Cero y con repercusiones mucho menores que no hicieron más que confundir más a los lectores. Por cierto, éstos empezaban a cabrearse por los intentos de DC de repetir el éxito de "La muerte de Superman". Sin embargo, ni Green Arrow ni Hal Jordan tenían la trascendencia del Hombre de Acero.
En 1997, Marvel y DC crearon un proyecto conjunto durante muchos años de sequía. Se trataba en una miniserie en la que todos los héroes de una casa luchaban contra los de la otra, y los lectores decidían con sus votos el resultado de cada combate.
A pesar de sus esfuerzos y del éxito puntual de franquicias concretas o historias aisladas, los dos antiguos gigantes tenían que rendirse a la evidencia y asumir que el lector de los noventa buscaba cómics espectaculares y con poca chicha. Así pues, intentaron imitar a Image e incluso crearon "clones" de Jim Lee (Andy Kubert, Ian Churchill, Mike Deodato, etc.). Sin embargo, sus colecciones se seguían cancelando.
Dark Horse y Vertigo
No sólo los autores jóvenes y hot se marcharon de Marvel y DC. Otros autores ya consagrados decidieron que ellos también merecían recibir derechos de autor por sus cómics. Cuando la editorial independiente Dark Horse creó el sello Legends, genios de los ochenta como Frank Miller, Mike Mignola, John Byrne o Walter Simonson se apuntaron al proyecto.
Aunque su éxito no fue equiparable al de Image, Dark Horse proporcionó al lector harto de artificios cómics de calidad como Sin City, Hellboy o los primeros tiempos de Next Men.
Por su parte, Neil Gaiman llevaba publicando The Sandman en DC Comics desde 1989. Las aventuras de Morfeo se convirtieron en la piedra angular de la línea Vertigo de DC, auténtica referencia del cómic norteamericano para adultos en la actualidad. Por ella han circulado obras maestras como Animal Man (que se publicaba como parte del Universo DC al principio) o Los Invisibles.
El amerimanga y el desembarco español
Durante los noventa, el manga o cómic japonés se abrió paso en la industria occidental gracias a obras clave como Akira, Ranma 1/2 o Gunnm. El estilo de dibujo japonés hizo mella en algunos jóvenes dibujantes de la época entre los que destaca Joe Madureira, aclamado por The Uncanny X-Men y consagrado con su obra propia, Battle Chasers, ubicada primero en el sello Cliffhanger de Image y, después, en Wildstorm.
Por otra parte, algunos autores españoles llegaron con fuerza al mercado americano. Lanzados internacionalmente en Marvel UK, autores como Carlos Pacheco, Salvador Larroca. Pasqual Ferry o, en menor medida, Germán García, recibieron encargos tan jugosos como Flash, Ghost Rider, Excalibut o la propia X-Men. Actualmente, están bien situados en la industria. Larroca es el dibujante oficial de X-Men, Ferry ilustra el relanzamiento de Adam Strange y Pacheco, el más reconocido de los tres, está a punto de dibujar Green Lantern.
El retorno de lo clásico y el nacimiento del wide-screen
Cuando Marvel tuvo que asumir que debía cancelar algunas de sus colecciones míticas (Avengers, Captain America, Iron Man, Thor, Fantastic Four), preparó un relanzamiento a lo grande. Para ello, se tragó el orgullo y contrató a Jim Lee y a Rob Liefeld, entonces ya desvinculados de Image, en el lamentable "Heroes Reborn". Tras el fallido experimento, todas esas series volvieron con equipos creativos de calidad, entre los que destacaba el tándem Kurt Busiek-George Pérez en Avengers.
Marvel apostó fuerte por el retorno al clasicismo impulsado por el editor Tom Breevort y que no tardó en aplicarse a otras franquicias de la casa. En las series de Spiderman se dejaron atrás desastres como "La Saga del Clon" y los mutantes empezaron a moderarse en cuanto a número de colecciones y frecuencia de cross-overs.
Por otra parte, el dibujante más o menos hot Joe Quesada recibió el encargo de lanzar un nuevo sello para lectores adultos, Marvel Knights, que acogería a personajes clásicos cuyas colecciones habían cerrado. En general, todos ellos tenían un carácter urbano y "realista", y destacaron las espléndidas Daredevil y Black Panther.
Tanto Marvel como DC ofrecieron a los autores derechos de autor por las recopilaciones de sus historias en tomos. Esto atrajo de nuevo a valores que habían abandonado ambas editoriales para buscar dichos beneficios en otra parte.
DC comenzó a apostar por las buenas historias a falta de dibujantes estrella que la propulsaran comercialmente. Habría que esperar unos años a que experimentara la nueva explosión de calidad que vive hoy en día.
En 1999, el sello Wildstorm de Jim Lee lanzó The Authority de Warren Ellis y Bryan Hitch, que mostraba violencia sin tapujos e inauguraría el estilo wide-screen, donde la acción transcurría inspirada por el ritmo cinematográfico.
Y ahora...
A falta de perspectiva temporal, diremos el cómic Marvel del nuevo milenio se está cimentando en el citado estilo wide-screen, en versiones jóvenes de personajes clásicos que atraen nuevos lectores y, sobre todo, en el tirón comercial de las películas basadas en sus personajes.
Por su parte, DC se caracteriza hoy en día por alternar colecciones de fuerte impacto comercial gracias a dibujantes hot y a la promoción con historias de mayor calidad impulsadas por buenos guionistas y dibujantes simplemente competentes.
Por lo demás, Image se ha convertido en una editorial menor que ha cedido las listas de ventas a Marvel y DC, mientras que otras empresas como Dark Horse ni siquiera huelen el éxito editorial.
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