3.8.05

BATMAN: AÑO DOS


Portada de Detective Comics nº 575, por Alan Davis y Paul Neary.

La segunda entrega del coleccionable de Batman de Planeta (nº 2 y 3 por 2,00€, amiguitos) nos trajo dos momentazos de la DC inmediatamente post Crisis. El primero es "Batman: Año Dos" más su secuela, la novela gráfica The Full Circle, que ocupan todo el segundo número y buena parte del tercero. El segundo es el primer episodio de la saga "Las diez noches de la Bestia" de Jim Starlin y Jim Aparo. De ésta hablaremos cuando hablemos de la siguiente entrega, por aquello del completismo. Tratamos hoy el Año Dos.

Que las comparaciones sean odiosas es tanto un tópico recurrente como una gran verdad en muchos casos. En éste, el referente con el que el lector puede contrastar es "Año Uno" de Miller y Mazzuchelli, que es un cómic muy grande, muy bueno y muy muchas cosas como dijimos en su día. Hay pocas historias que se puedan medir con él y, claro, si comparamos, "Año Dos" sale perdiendo. En principio, el editor Dennis O'Neil quería una secuela del Año Uno pero no contaba con Miller ni con Mazzuchelli. Así, para continuar relatando los orígenes de Batman, recurrió al equipo creativo de Detective Comics en aquella época; se trataba del guionista Mike W. Barr y el dibujante Alan Davis, alabado sea su nombre. Ambos conocían bien al personaje, pues antes de dicha serie habían trabajado en Batman and the Outsiders. Señores de Planeta, recuerden: Batman and the Outsiders.

La saga de cuatro números ocupó los números 575 a 578 de Detective Comics pero, en el segundo número, Davis abandonó la serie, y la editorial, calentito por la portada del nº 575; más concretamente, por la pistola que empuña Batman. Su sustituto para los tres números que faltaban fue el bisoño Todd McFarlane, con lo que volvemos al tema de las comparaciones. Davis acababa de llegar del Reino Unido pero ya se había ganado un puesto en el mercado con los citados Outsiders y estaba en plena evolución gráfica. Acababa de descubrir que no podía entintarse a sí mismo y mantener las entregas mensuales, con lo que su amigo Paul Neary se convirtió en su entintador de cabecera hasta principios de los noventa. A pesar de esto, Davis ya era un genio. Le faltaba dominar algunas posturas extrañas pero su sentido narrativo ya era prometedor, supongo que por la estrechez de espacio en las historias de Captain Britain.

El caso es que, pese a no ser perfecto, Davis lucía mucho más que un McFarlane en sus primeros tiempos. El amigo Todd no era una estrella ni mucho menos, y aún faltaban unos años hasta Amazing Spider-Man y Spawn. Tampoco era tan buen narrador como Davis pero hizo un gran trabajo en el segundo episodio. Sin embargo, en los siguientes se le fue la pinza experimentando y buscando nuevos estilos, lo cual no es malo en principio; se ve que aún tenía interés por mejorar, pero en conjunto la consistencia gráfica de "Año Dos" se fue a tomar viento. El salto entre Davis y McFarlane era lógico, pero entre números de un mismo autor... En fin, quedaba raro. En todo caso, el hombre se esforzaba por narrar viñetas y no dibujar postalitas, aunque, para sus seguidores, ahí tenéis la larguísima capa de Batman, muestra incipiente de un estilo que me acabó poniendo de los nervios.

Sobre la historia, no se puede decir que sea el mejor trabajo de Barr. Vuelve a Gotham su anterior justiciero, un tal Segador bastante violento, y se enfrenta a Batman. Bruce Wayne se enamora de la hija del villano, que resulta que se va a meter a monja y, por azares varios, se encuentra colaborando codo con codo con Joe Chill. Sí, con Joe Chill, el que mató a sus padres hasta que Hora Cero dijo que no, que Bruce nunca supo quién había matado a sus padres. No contaré el resto de la historia pero os podéis hacer de que es un poco rebuscada y bastante predecible. Hay cosas absurdas, como que sea justamente Chill el enlace de Batman con los bajos fondos. Y también hay aciertos, como la presentación de Leslie y la escalada sentimental del protagonista, quien, recordemos, usó por última vez una pistola en esta historia.

Sobre The Full Circle, diremos que es, simplemente, una secuela. No es que dejasen cabos sueltos ni nada en "Año Dos", pero la hicieron igual. Aquí Davis, que retoma el dibujo, ya tiene a Mark Farmer como entintador y Barr, por su parte, nos cuenta la historia de venganza del hijo de alguien que vio cómo moría su padre a manos de Batman, o eso piensa. Se disfraza de Segador y empieza a meter caña en Gotham. Se trata de una historia publicada en 1991 pero que se sitúa cronológicamente durante los primeros años de Dick Grayson como Robin.

En fin, que yo os recomendaría esta segunda entrega del coleccionable porque es una historia importante para Batman, o al menos lo era en su día antes de las retcon. También está bien dibujada, y me refiero más a Davis que a McFarlane, y aunque sea predecible se deja leer con fluidez. Eso sí, no esperéis una nueva "Año Uno". En todo caso, por 2,00€ merece una oportunidad ¿no?

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