3.8.05

SUPERMAN: THE MAN OF STEEL VOL. 3


Portada de Superman: The Man of Steel Vol. 3, por Jerry Ordway

Hablamos esta tarde del tercer tomo que recopila las aventuras inmediatamente post Crisis del Hombre de Acero. Contiene Action Comics nº 587 a 589, Superman nº 4 a 6 y Adventures of Superman nº 427 a 429, además de una extensa introducción de Jerry Ordway, el entonces dibujante de esta última serie. Con mucho acierto, dice el artista que su colección era “la otra”. En 1987, el trabajo de reconstrucción de John Byrne acaparaba toda la atención, a lo cual ayudaba el que fuera guionista y dibujante de Superman y Action Comics, además de la inmensa fama que tenía tras su largo y exitoso periplo por Marvel Comics. Sin embargo, es curioso ver como el paso del tiempo ha convertido a “la otra” en la serie más interesante de las tres.

Las historias de un Marv Wolfman injustamente subestimado (sobre todo teniendo en cuenta su reputación dentro de DC) y los dibujos de Ordway son los que mejor han sobrevivido a los años. En los números publicados en este volumen, vemos a un Superman que, por una parte, vuelve a sus orígenes y hace frente a asuntos socialmente trascendentes; en este caso, desarma un país de lo más belicoso del Oriente Próximo llamado Qurac, lo cual le provocará más de un dolor de cabeza que vendrá de los metahumanos de dicha nación. Por otra parte, Wolfman y Ordway consiguieron hacer que Superman se debatiese entre su identidad secreta y su función pública como superhéroe. Clark no sabe dónde acaba el uno y donde empieza el otro, un dilema que la siempre exuberante Cat Grant le ayudará a resolver a su manera. Como ya decíamos al comentar el segundo volumen, la periodista fue uno de los grandes aciertos del tándem Wolfman – Ordway, una creación propia que pronto adoptaría Byrne para sus series.

Hablando de Byrne, en Superman nº 4 a 6 se tomó un respiro y no revitalizó a ninguno de los villanos clásicos del personaje. No fue una decisión acertada, ya que se dedicó a presentarnos dos amenazas bastante flojas. Una fue Bloodsport, que era una especie de Rambo negro, y la otra fue la tan típica civilización alienígena que espera pacientemente su regreso a la gloria sobre la Tierra. Aunque, por lo general, Byrne también retrató con acierto el debate Clark Kent – Superman, en estos números cae en recursos pobres para evitar que Lois descubre la identidad de su amado héroe.

Por último, recordemos que el Action Comics de la época se convirtió en una serie de team-ups que sustituía a la cancelada DC Comics Presents. Así pues, en esta serie Byrne se dedicó a tratar la relación de Clark con sus compañeros superhéroes en una serie de historias que, en su época, hicieron las delicias de más de uno. Entre ellos me incluyo por supuesto. La verdad es que aquellas aventuras eran perfectas para enganchar a los chavales al Universo DC. En este tomo, vemos a Superman luchando codo a codo con el Demonio, los Green Lantern Corps y el dúo Hawkman y Hawkwoman (post Crisis y pre Hawkworld).

Como el anterior, este volumen es un gran ejemplo de cómo era el Superman post Crisis: grandes historias personales de Wolfman y Ordway, mucha acción en Action (valga la redundancia) con peleas de lo más frikis y una serie principal cuyo punto fuerte era básicamente Lex Luthor, quien, por desgracia, no aparece en el tomo.

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