15.12.05

WONDER WOMAN: EL JUEGO DE LOS DIOSES



Guión: Walter Simonson.
Dibujo: Jerry Ordway.
Contiene Wonder Woman nº 189 a 194 USA.
136 páginas / 8,95€

Wonder Woman: El juego de los dioses es el segundo y último tomo recopilatorio que ha publicado Planeta de la serie americana de la princesa amazona. Simonson y Ordway llegaron a la colección con el objetivo de realizar un relleno de seis números que sirviera como puente entre dos etapas, y el resultado está a la altura de esa función. En otras palabras, es bastante prescindible.

Comenzando por el dibujo para varias, hay que admitir que Ordway cumple siempre. Podrá estar más o menos inspirado, pero tiene cualidades de sobra para que su trabajo sea correcto haga lo que haga. Tiene momentos muy flojos, y su Diana con pelo corto es incluso fea, pero el resultado final no deja de ser eso mismo, correcto sin mayores aspiraciones.

Es en el guión donde el tomo se hunde de manera estrepitosa. Con cada nuevo trabajo, Simonson se mete más en esa pandilla de estrellas caducas de los ochenta que tiene como paradigmas a John Byrne, Frank Miller y, sobre todo, Chris Claremont. Aunque gráficamente sigue teniendo pulso dentro de su estilo, como guionista ha perdido mucho. A lo mejor, el referente de superhéroes mezclados con mitología que fue su Thor fue tan bueno que es insuperable, pero ha perdido mucha mano. Es cierto que, como decía, esto no deja de ser un relleno, pero si os acordáis de lo que fue capaz de hacer en los primeros cuatro números de Thor, la diferencia es abismal.

Y es que la historia es bastante mediocre. Una diosa romana vengativa y cabreada decide capturar a todo panteón divino del mundo entero, y lo tiene facilísimo porque cuenta con la ayuda de un monstruo de la Odisea llamado Escila. Wonder Woman ha perdido los poderes y la memoria, y no podrá hacerle frente hasta que recuerde quién es. Y claro, para eso cuenta con el apoyo de su medio novio Trevor. Y con esto y un bizcocho, nos pulimos seis números de saga. A parte de esto, que tampoco es que resulte inusual para los tiempos que corren, los diálogos son sencillamente irritantes. Siguiendo la estela de Claremont, Simonson nos describe con los globos de pensamiento todas, pero todas, las acciones que ya vemos realizar a los personajes. «¡Estoy corriendo hacia la puerta!» ¡Leches, que ya lo veo! No es un ejemplo concreto, pero supongo que os hacéis una idea. Sólo falta que describa los poderes de Diana en cada capítulo y ya lo tenemos hermanado con Claremont.

En resumen, no os acerquéis a este tomo a menos que tengáis afán de completismo u os guste mucho Wonder Woman. Y, sobre todo, no esperéis encontrar lo mismo que en el tomo anterior o en los editados por Norma, porque Phil Jiménez tenía sus cosas, pero al menos entendía al personaje. Lo próximo de la amazona por estos lares será ya su serie mensual en grapa con la etapa de Greg Rucka y Drew Johnson (y Rags Morales más adelante).

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