JLA: WORLD WAR THREE TPB
Portada de JLA nº 41, por Howard Porter.
Guión de Grant Morrison y J.M. DeMatteis
Dibujo de Howard Porter y Mark Pajarillo.
Contiene JLA nº 34 a 42
DC Comics, 208 páginas, 14,95$
JLA: World War III es el final de la etapa de Grant Morrison al frente de JLA a finales de los noventa, y en ella cierra todas las subtramas y crea al villano más peligroso de todos para meter a la Liga de la Justicia en su aventura más épica, más espacial y más de todo. De hecho, es tan "más" que en algunos puntos se queda a medio gas. Estrictamente, "La Tercera Guerra Mundial" abarca los números 36 a 41. El número 34 es un prólogo y, el 35, parte de la saga "Día del juicio". El último número corresponde al mes "puente" entre la despedida de Morrison y la llegada de Mark Waid, y se queda en eso, un simple número de transición. Pero hablemos de la saga principal.
¿Cuáles son los elementos con los que juega Morrison en esta saga? Pues son muchos. Uno es la resolución por fin del subargumento que obliga a Barda y Orion a permanecer en la Liga. Y es que Mageddon, un arma inventada en Urgrund, el mundo anterior a la división entre Nueva Génesis y Apokolips, está a punto de llegar a la Tierra. Otro elemento es una nueva Banda de la Injusticia cuyo protagonismo queda siempre diluido por la inminente llegada del bicho malo espacial. Y es una pena, porque cuenta con buenos elementos como el Luthor estilo Morrison visto en "La roca de la eternidad" o la nueva Reina Abeja. Así pues, con villanos reunidos por un lado y otro que viene, que viene, una Liga masificada y un montón de secundarios, el escocés compone su traca final.
Es precisamente ese exceso de personajes, de elementos y de eventos catastróficos lo que hace que la saga se me quede a medias. La presencia de Mageddon hace que la gente se vuelva loca y los países se declaran la guerra a la mínima. Es esto lo que da nombre a la saga, pero no se profundiza demasiado, y hubiera estado bien. Habría sido una forma de hacer a esta saga diferente a las demás. Otro aspecto que no me convence es la resolución y la implicación de Animal Man y su campo morfogenético. Creo que Morrison podría haber solventado la situación usando algún elemento anterior de JLA y no un concepto oscuro de una serie que hacía años que no escribía.
Por lo demás, la historia tiene sus buenos momentos, como la batalla verbal entre Prometeo y Oráculo o el buen uso que hace Morrison de personajes como Plastic Man o Kyle Rayner. También hay algo de mala baba marca de la casa, como que Zauriel descubra que el Cielo está pensando en crear un mundo nuevo porque el actual lo tiene crudo. Además, el dibujo de Porter mejoró mucho desde el principio de la serie y se nota, pero el exceso de personajes no le beneficiaba en absoluto.
En definitiva, es una saga demasiado ambiciosa para la ejecución que tuvo, si bien sirve como traca final para la Liga de Morrison. Si el grupo se había enfrentado a amenazas cada vez mayores, aquí la cosa se desmadró y no podía haber enemigo más tremendo que Mageddon. Hasta que salió el siguiente, claro.
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