24.10.06

LOS NUEVOS TITANES DE WOLFMAN Y PÉREZ (1 DE 3)

Durante los próximos días, hablaremos de uno de esos cómics que se pueden considerar clásicos desde cualquier punto de vista. Se trata de Los Nuevos Titanes y, más concretamente, de la etapa escrita por Marv Wolfman y dibujada por George Pérez. Trataremos la génesis de la serie, lo que ha significado para sus creadores y, por supuesto, las tramas más importantes.

La génesis de Los Nuevos Titanes

Marv Wolfman llevaba unos años trabajando para Marvel Comics, la editorial en la que, según ha dicho él mismo en varias entrevistas, disfrutó más creando nuevos personajes como Nova o Skull que tratando a creaciones ajenas como Los Cuatro Fantásticos. El escritor ya había trabajado con anterioridad para DC Comics, y había realizado junto con Gil Kane una de las historias más memorables de los Jóvenes Titanes originales; se trataba del origen de Wonder Girl, que apareció como complemento de Teen Titans (v1) nº22 en agosto de 1969. A Wolfman le gustaba este personaje y los Titanes en general, de modo que propuso al editor Len Wein una serie relacionada con ellos. La colección original se había cancelado dos veces, y a Jenette Kahn, presidenta de DC, no le entusiasmó la idea hasta que entró en el proyecto George Pérez. También recién llegado de Marvel, el autor de origen hispano llegaba con la firme intención de dibujar Justice League of America. A cambio, propuso encargarse de esta nueva serie que, con poca visión, no pensaba que durase más de seis números.

El lanzamiento de la nueva serie, que se llamaría The New Teen Titans, se produjo en un avance publicado en DC Comics Presents nº26 a finales de 1980. Era la primera vez que la editorial regalaba a los lectores dieciséis páginas de material inédito para promocionar un lanzamiento inminente. El complemento en cuestión captó tanto la atención de los lectores que Kahn repitió experimento en varias ocasiones: Batman y los Outsiders en The Brave and the Bold nº200, Blue Devil en Fury of the Firestorm nº24, All-Star Squadron en Justice League of America (v1) nº193, etc. Ya antes de empezar, Los Nuevos Titanes marcaba precedentes en una editorial que, a principios de los ochenta, pasaba por una racha bastante mala. Aquella historia titulada “Where Nightmares Begin” nos presentaba a Robin a punto de entrar en el edificio de Laboratorios STAR, que habían tomado unos terroristas. Cuando entró, se vio metido en una especie de sueño en que se encontraba con sus viejos amigos Kid Flash, Wonder Girl y Beast Boy, que se había cambiado el nombre por Changeling. También conoció a tres compañeros desconocidos de un grupo llamado Nuevos Titanes que tenía incluso cuartel general propio en el río Hudson. El grupo impidió que un alienígena protoplásmico conquistase la Tierra. Cuando recuperó la conciencia, Robin creyó haberlo soñado, pero la imagen de Raven observándolo desde las sombras nos indicaba que nada había de onírico en aquello.

La presentación del grupo ya contó con los tres nuevos personajes que Wolfman y Pérez crearon para la ocasión; se trataba de Starfire, Cyborg y Raven. En el proceso de concepción de estos héroes no se dejó nada al azar. Siguiendo las indicaciones del escritor, Pérez convirtió a Starfire, una guerrera de pura cepa, en una versión alienígena de Red Sonja; el rostro de Cyborg se inspiró directamente en Deathlock, pero intentó que su cuerpo fuera distinto; Raven debía ser la reflexiva de la serie, la que no entraría en combates cuerpo a cuerpo, por lo que le pudo diseñar un traje con capa y capuchas amplias que recordaba al Fantasma Errante. En cuanto a Changeling, Pérez le quitó la máscara porque, al fin y al cabo, no había muchos adolescentes verdes en el mundo; también hizo que se transformase por completo en animal y no conservase la cabeza humana cuando usaba su poder. Fue en estos cuatro personajes en los que Wolfman se centró al escribir las historias de los dos primeros años de la serie. Si le gustaba crear sus propios héroes, no es de extrañar que los caracterizase e ignorase un poco a los tres veteranos.
Hablando de los veteranos, Wolfman y Pérez obviaron deliberadamente a otros antiguos miembros de los Jóvenes Titanes. Speedy no parecía tener demasiado sentido teniendo a Robin en la alineación, y Aqualad era una carga para el escritor porque exigía que hubiese aventuras en el agua o cerca de ella. No obstante, los reservó para apariciones esporádicas, como la de Best of DC nº18 que dibujaría Carmine Infantino en noviembre de 1981. Por lo que respectaba a otros Titanes como Bumblebee o Harlequín, no quiso saber nada de ellos.

Reunión, primeros enemigos y el comienzo del éxito

En noviembre de 1980, aparecía en Estados Unidos el primer número de The New Teen Titans. Sucedía esto un mes después de aquella presentación en DC Comics Presents, y por fin sabíamos cómo se había fundado el grupo. Raven, una hechicera émpata que se había criado en otra dimensión, convencía a Robin, Wonder Girl y Changeling para formar una nueva encarnación de los Titanes. El primero aceptó porque su relación con Batman pasaba por un mal momento después de que abandonara la universidad; la segunda, porque no era capaz de encontrar su pasado; el último, para divertirse. Por último, Kid Flash se unió a sus antiguos colegas por razones que tardaríamos en descubrir; Raven le había obligado a enamorarse de ella. Pero aún faltaban dos miembros más. Uno era Cíborg, un antiguo atleta olímpico al que un accidente en el laboratorio de su padre casi mató; éste lo reconstruyó con partes cibernéticas y lo convirtió en lo que él consideraba un monstruo. La otra era Koriand’r, princesa del lejano planeta Tamaran que huía de sus captores, los gordanianos de la Ciudadela.

Los Nuevos Titanes se dejaron llevar por las circunstancias sin saber por qué Raven los había reclutado. No obstante, se encontraban bien juntos y se hicieron buenos amigos mientras combatían un par de amenazas de peso. La primera llegó en forma de villano con habilidades superiores a las humanas; se trataba de Deathstroke y de su hijo, el Destructor. Una organización internacional de científicos terroristas llamada La Colmena quiso contratar al primero, uno de los asesinos a sueldo más eficaces del mundo, para matar a los Titanes, pero él se negó. Así, el grupo captó a su hijo, un muchacho algo perjudicado, que pensaba que los Titanes eran responsables de la ruptura con su novia. Le dieron habilidades sobrehumanas que lo acabaron matando mientras luchaba contra los jóvenes y héroes, y el padre aceptó terminar el encargo que su hijo no había cumplido para vengar su muerte. La trama de Deathstroke y La Colmena se convertiría en una de las más largas de toda serie.

Los siguientes villanos fueron el Doctor Luz y los Cinco Temibles. Uno de éstos, Psimon, estaba poseído por un demonio de otros mundos llamado Trigon que, como sabríamos poco después, era el padre de Raven. Traumatizada desde la infancia por la influencia de su padre y el mal que en potencia podría manifestar, la émpata había reunido a sus amigos para derrotarlo. Pero no fueron su primera opción; ya había buscado la ayuda de la Liga de la Justicia de América, que la rechazó cuando Zatanna sintió el mal que anidaba en su alma; debido a una confusión provocada por Trigon, la Liga y los Titanes se enfrentaron en uno de los números más recordados de aquella primera etapa de la serie. Sería casi veinte años más tarde que Wolfman y Pérez escribirían una historia corta en la que narraban cómo eligió Raven a los candidatos adecuados para el grupo; la dibujó Phil Jiménez y se publicó en Legends of the DC Universe 80 Page Giant nº2.

Como ya decíamos, George Pérez compaginó durante unos meses su trabajo en Los Nuevos Titanes y Justice League of America, e incluso tuvo que recurrir a la ayuda de Curt Swan en uno de los números de la primera. Sin embargo, a Pérez no le terminaba de satisfacer su trabajo en la Liga de la Justicia. Buena parte de las historias que escribió Gerry Conway estaban pensadas para el dibujo de Dick Dillin, que murió de un infarto en 1980; del resto, el entintado no le convencía y acabó dejando la serie que antes ansiaba. Se debió este abandono también a que The New Teen Titans se convirtió de inmediato en un éxito de ventas. De hecho, al final del primer año tanto Wolfman como Pérez empezaron a recibir derechos de autor, algo que muy pocos autores de DC percibían en aquellos momentos. Y es que, derrotado Trigon en el sexto número, a los Titanes aún les esperaban sorpresas para su primer año.

Por un lado, el grupo recibió un regalo muy especial de parte del padre de Cíborg: un cuartel general con forma de torre construido en una isla en pleno río Hudson. La Torre de los Titanes se convirtió en elemento fundamental y recurrente de toda la mitología del grupo y sus diferentes encarnaciones, y eso que le han dado palos hasta hartarse. Nuevos combates contra los Cinco Temibles y un Doctor Luz algo cansino (¡gracias, señor Meltzer!) y también contra el Juguetero sirvieron como prólogo para la segunda gran saga de la colección; se trataba del “Choque de los Titanes”. Changeling estaba herido y las chicas lo llevaban a Isla Paraíso para curarlo. Así, se metieron en una guerra entre las amazonas, los Titanes Míticos y los Dioses del Olimpo. Fue la primera aproximación de Pérez a la mitología clásica que, en 1987, explotaría en Wonder Woman.

No obstante, si hay un número del primer año de Los Nuevos Titanes se sientan orgullosos es del único en que no había acción. “Un día de sus vidas”, el número ocho, fue la primera historia reflexiva. Wolfman y Pérez, ya conscientes del éxito de la colección, se plantearon que había llegado el momento de profundizar en unos personajes que iban a durar más de lo previsto en los quioscos. Allí conocimos a Terry Long, novio de Wonder Girl, y vimos cómo transcurría un día normal en la vida de los miembros del grupo. Fue más o menos en este punto en el que Pérez empezó a contar en la creación de los argumentos
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