16.11.05

GOTHAM CENTRAL: MEDIA VIDA


Portada del tomo español, originalmente publicada
en Gotham Central nº 8 USA. Por Michael Lark.


No podría decir que el cómic que hoy nos ocupa esté de rabiosa actualidad. De hecho, se trata más bien de "el que se ha quedado el último del montón". Y claro, siendo uno ferviente seguidor del mainstream, va amontonando encima tomos de Flash o de Hawkman, por no hablar de ese ya muy manoseado primer número de Infinite Crisis que, pobre de mí, me ha tocado con la portada de Jim Lee. A los que os haya tocado la portada de Pérez, por cierto, enhorabuena. Bueno, no, espero que se os caiga a trozos. Volviendo al tema, hoy os hablo de Gotham Central: Media vida, que pertenece aún a la era Norma. Sí, ésa de la que algunos ya no se acuerdan cuando critican a Planeta. Pues ale, a hacer memoria.

El tomo contiene Gotham Central nº 6 a 10 USA, y costaba 12,95€. Ay, qué tiempos aquéllos. En este caso, la calidad del material bien valía ese precio. Esta saga estaba protagonizada por el turno de día del DPGC (Departamento de Policía de Gotham City), y en consecuencia estaba escrita por Greg Rucka. El dibujante, como siempre, es un Michael Lark en plena forma. Básicamente, esta colección consiste en contarnos cómo trabajan los policías de Gotham en esta ciudad donde parece que el único capaz de resolver asesinatos y crímenes varios sea Batman. Es precisamente cuando los protagonistas de desvinculan del Señor de la Noche cuando la serie funciona mejor. Y, por el contrario, la aparición del héroe llega a molestar porque, al fin y al cabo, demuestra que está por encima de cualquier policía de la ciudad.

En esta historia vemos asesinatos, investigaciones internas, asuntos de faldas, traumas familiares y una conspiración tramada por uno de los villanos más populares de la ciudad. La protagonista de todo esto es René Montoya, la popular detective que se ve metida sin comerlo ni beberlo en una crisis personal en toda regla. De un día para otro, se van al traste su vida amorosa, su reputación como policía, la relación con sus padres y muchas de las amistades que tenía en el trabajo. Rucka consigue que Montoya brille como un personaje complejo que tiene una vida más allá de intentar detener a criminales extraños. Es precisamente su sufrimiento y, por decirlo de forma soez, lo mucho que la putean lo que la convierte en un personaje fascinante.

La aparición de Batman al final de la historia para solucionar la situación es lo único que se podría reprochar a Media vida. Pero siendo justos, es inevitable que el héroe aparezca porque esto es su ciudad y esta colección forma parte de la Bat Familia por mucho que no lo parezca en ocasiones. No obstante, no estropea el conjunto del cómic, que es realmente de lo mejor que ha parido DC fuera del mainstream. Me permito la libertad de recomendaros que os hagáis con este tomo antes de que desaparezca de las librerías porque, aunque sea un poco caro, no os arrepentiréis de leer una buena historia.

Hala, ahora a empezar con el montón de Planeta de este mes...