1.6.06

TRANSMETROPOLITAN

En 1996, DC Comics creó un sello editorial llamado Helix que se dedicaría a publicar series de ciencia ficción que se cancelarían con una velocidad pasmosa. Sólo una de ellas sobrevivió al cierre de la línea dos años más tarde. Se trataba de Transmetropolitan, el cómic que hoy nos ocupa y que, a partir de su decimotercer número, pasó a la línea Vertigo. La colección había comenzado en septiembre de 1997 con el buen hacer de Warren Ellis y Darick Robertson, ambos conocidos por trabajos puntuales en Marvel y que alcanzaron el estrellato con esta creación.

Transmetropolitan cuenta la historia de Spider Jerusalem, un periodista tatuado de arriba abajo que vive como un ermitaño en las montañas porque no quiere saber nada de La Ciudad, de la ciencia ni de sus semejantes. Su único problema es su editor, que cinco años atrás le pagó un suculento anticipo que ya ha gastado por dos libros que no ha escrito mientras ha estado aislado. Presionado por éste, al que se refiere como follaputas, con perdón, vuelve a La Ciudad que tanto detesta y se encuentra con que, antes de ponerse a escribir nada, tendrá que encontrar un sitio donde vivir y un trabajo con que pagarlo. Es así como recurre a un viejo amigo llamado Royce que ahora es el director de un periódico llamado La Palabra. Su primer encargo será una columna que tratará sobre el roquero Fred Christ y sus Vagabundos, que viven el un barrio bajo llamado Ángeles 8. Se trata de un movimiento social compuesto por personas que han mezclado voluntariamente su ADN con el de alienígenas y que se han convertido en híbridos. Spider, más sin querer que queriendo, se encontrará a sí mismo luchando contra la represión policial que pretende acabar con el movimiento.

Muy a su pesar, Spider se convierte en un personaje muy conocido en La Ciudad tras estos acontecimientos; y no es que le haga mucha ilusión porque es antisocial y bastante borde. De hecho, el humor sarcástico es una parte fundamental del personaje y del propio cómic, y complementa de forma muy original al tema social y postapocalíptico. Y al político, porque la vocación de Spider es la de ser periodista político, aunque haya acabado bastante harto. Sin embargo, un encuentro con el presidente, al que llama La Bestia, le volverá a despertar el gusanillo. O algo así, porque ganas de escribir, no es que tenga muchas. Para controlar sus plazos de entrega, aparece Channon, su secretaria, una antigua bailarina exótica de Ángeles 8 que estudia periodismo y a la que llegará a desquiciar. Y es que la forma de trabajar de Spider va del exhibicionismo a la blasfemia y ni se inmuta; vamos, que igual escribe desnudo que disfrazado de Dios.

Por supuesto, la conducta y la personalidad de Spider se deben a un pasado algo oscuro y turbulento. Un divorcio, actividades extrañas en Europa, algunos enemigos que no le desean ningún bien y una obsesión por dar la brasa a los líderes políticos que en alguna ocasión ha llegado a ser preocupante. Entre esos enemigos, permitidme que destaque a mi personaje favorito de la serie. Se trata del perro policía Stompanato y es simplemente genial. Su rencor hacia Spider, totalmente justificado para empezar, le llevará a emprender una persecución personal contra él aprovechando ciertas circunstancias. Entre otras cosas, el entrañable animalito es el responsable de que “Freeze me with your Kiss”, la saga que ocupa los números diez a doce, me parezca la mejor de la serie. Eso sí, nunca por encima de la quinta entrega, "What Spider Watches on TV", en la que Spider se pasa todo un día viendo la televisión y acaba más perjudicado de lo habitual.

Tras sesenta números de paranoias varias, en 2000 Transmetropolitan terminó justo en el momento en que Ellis tenía pensado que lo hiciera. Y es que la serie, aunque no contó con el respaldo mensual de los lectores, vendió muy bien en forma de tomos recopilatorios. El resultado final ha sido que Transmetropolitan es hoy en día poco menos que una serie de culto.

TRANSMETROPOLITAN AND ALL RELATED INDICIA ARE (C) WARREN ELLIS & DARICK ROBERTSON.