5.6.06

HELLBLAZER

En Saga of the Swamp Thing nº37 (junio de 1985), Alan Moore y el dibujante Rick Veitch presentaron a una especie de brujo que fumaba como un carretero y llevaba una gabardina. Era John Constantine, el más borde e ingenioso de los antihéroes del Universo DC. Como algunos de los dibujantes de la serie (Stephen Bissette entre ellos) eran seguidores de The Police, Constantine tuvo un aire desde el principio a Sting. En enero de 1988, y por aclamación popular, el personaje obtuvo una serie propia titulada Hellblazer (que literalmente vendría a significar “el que abrasa al infierno” o algo así). En principio, iba a llamarse Hellraiser, pero no pudo ser por problemas de derechos. Moore no se hizo cargo de la nueva serie y el personaje quedó en manos de Jamie Delano, otro británico que, como el anterior, había trabajado en Captain Britain. Joth Rithway al dibujo y las portadas de David McKean completaron el equipo creativo de los primeros tiempos de la serie.

Delano se convirtió en el guionista perfecto para Hellblazer. Confirmó a John Constantine como un personaje que hace el Bien porque le interesa. Sería muy difícil hablar de él como héroe porque no lo es. Es egoísta y si salva una vida o todo el mundo es porque a él le viene bien para algo. Además, la forma de conseguir su objetivo es engañar y hacer trampas si es necesario. Lo que sí posee es cierto código de honor personal que le hace respetar a sus amigos. A la personalidad potente de Constantine, Delano añadió una primera historia terrorífica e impactante en la que el brujo se enfrenta a un demonio que provoca gula a sus víctimas. Hellblazer se empezó ganando el favor del público y, con el paso de los meses, comenzó a desgranar el turbulento pasado de su protagonista. Fueron esos elementos los que aportaron a la serie una parte de “terror mundano” que se combinaba con lo sobrenatural, y también los que Delano utilizó para que Constantine fuera un personaje capaz de sostener una serie propia más allá de paranoias demoníacas. Nos presentó a su hermana Cheryl, a su sobrina Gemma e incluso a un hermano gemelo al que había matado en la matriz de su madre. Con el tiempo, ha habido otros miembros de la familia que han sido hechiceros como John. Delano relató la infancia del personaje como trágica. Su madre murió al darlo a luz y su padre nunca se lo perdonó, y los maltrataba a él y a Cheryl. John acabó escapando de casa e instalándose en Londres, donde cultivó un conocimiento de las artes ocultas que le habían ayudado a sobrellevar la realidad de una infancia terrible. En Hellblazer nº 11, Delano relató cómo metió la pata en su primera “misión” en Newcastle. Tras hacer mal un exorcismo, envió al infierno a una pobre joven.

Delano se marchó por la puerta grande de Hellblazer y, en opinión de muchos, sus sucesores no han podido igualarlo, y eso que hablamos de escritores como Warren Ellis, Brian Azzarello, Mike Carey o Garth Ennis. Fue este último quien creó una de las mejores sagas de la serie en mi opinión. Se llamaba “Hábitos peligrosos” y abarcó los números cuarenta y uno a cuarenta y seis. En esta historia, Constantine descubría que tenía un cáncer de pulmón y terminal y tuvo que apañárselas para salvarse engañando al mismísimo demonio. Éste, al que Ennis llamó Primero de los Caídos, se convirtió en la némesis que Constantine necesitaba. Y si en aquella saga debutaba el enemigo por excelencia, también lo hacía Kit First, el amor de su vida.

“Hábitos peligrosos” fue la base de la adaptación al cine de Hellblazer, que se estrenó en 2005 bajo el título Constantine con Keanu Reeves y Rachel Weisz como protagonistas. El filme fue la primera adaptación al cine de un cómic de Vertigo, y muestra la solidez de la colección que, tras más doscientas entregas, se sigue publicando en la actualidad. Además, ha contado con varias miniseries y especiales, como Hellblazer/Books of Magic (1997) o Lady Constantine (2003).
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